Lunes, 10 de diciembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › PORMENORES DE UN ACTO INEDITO EN EL CONTINENTE
Por Tomás Lukin
Envueltos en el grito de “¡patria sí, colonia no!”, los presidentes firmaron el acta fundacional del Banco del Sur. El cántico, que comenzó donde estaban ubicados algunos miembros de organizaciones sociales, no tardó en hacerse extensivo a toda la sala. El Salón Blanco estaba colmado por funcionarios, gobernadores, intendentes, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, delegaciones de los países firmantes, representantes de la industria y de la banca. Antes de que comenzara el acto, los organizadores se quejaban porque se vieron superados en asistencia y tuvieron algunos problemas con las ubicaciones de las primeras filas, que eran las que correspondían a los ministros y funcionarios más importantes del Gobierno.
Además de los ministros entrantes y salientes, de parte del gobierno argentino estuvieron presentes Guillermo Moreno, Eduardo Luis Duhalde, Scioli y Alicia Castro, embajadora en Venezuela, entre otros. Sentado más atrás estuvo el ex funcionario Luis D’Elía. Representando a los bancos estuvieron Julio Ma-cchi, presidente del Banco Ciudad; Carlos Heller, presidente del Credicoop, uno de los primeros invitados en llegar, y Mario Vicens, representante de la Asociación de Bancos Argentinos. También estuvo el presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabbi. Entre los industriales que dijeron presente estuvieron Juan Carlos Lascurain, presidente de la UIA; Enrique Pescarmona, presidente de Impsa; José Luis Basso, presidente de Baso SA; Manfredo Arheit, empresario metalúrgico y Alfredo Coto.
Mientras tuvo la palabra, ningún presidente, a excepción de Evo Morales, que estuvo muy serio, se privó de hacer chistes sobre sus pares y la situación de sus países. En sus discursos, ambos presidentes argentinos –saliente y electa– se refirieron al ecuatoriano Correa como un joven brillante economista, formado en parte en el exterior, del que ambos habían aprendido mucho, en lo que pareció una clara referencia a Lousteau, que estaba presente y sentado muy cerca de Hugo Moyano y la cúpula de la CGT. Inexperimentado en este tipo de actos, el futuro ministro se vio desorientado al momento de saludar al sindicalista, con quien primero intentó un apretón de manos que luego se transformó en un beso.
Otra situación que llamó la atención fue que protocolarmente las banderas estaban mal ubicadas. Las reglas indican que la bandera venezolana debería haberse ubicado a la izquierda y la uruguaya a la derecha, pero según comentó un empleado de presidencia las banderas fueron cambiadas de lugar minutos antes que comenzara el acto.
Los presidentes se despidieron por unas horas de la Casa de Gobierno. A la salida había un grupo de cien personas pertenecientes a organizaciones sociales, Libres del Sur y Barrios de Pie, que ya comenzaban a ocupar lugares estratégicos para el acto de hoy, y que esperaban por el saludo de algún presidente o funcionario.
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