Martes, 24 de marzo de 2009 | Hoy
OPINIóN
Por Eduardo Fabregat
Es una de esas oportunidades que, desde que la escena argentina cobró relevancia para las giras internacionales de rock, se volvió cada vez más rara. El domingo, el público argentino pudo darse el gusto de ver a Peter Gabriel por tercera vez. Los Rolling Stones han venido tres veces, U2 vino dos y seguramente habrá una tercera. El Quilmes Rock que comienza hoy propicia la quinta visita de Iron Maiden, la cuarta de Kiss y la tercera de Kraftwerk, pero por sobre todo será el marco de un debut que se hizo esperar: Radiohead en la Argentina.
El bichito picó fuerte ya cuando el grupo de Thom Yorke, Colin y Jonny Greenwood, Ed O’Brien y Phil Selway irrumpió en MTV con los guitarrazos de “Creep”; se potenció con el soberbio opus dos de The Bends, y ni hablar de cuando OK Computer convirtió a Radiohead en la banda británica de los ’90. Mientras Buenos Aires recibía una visita tras otra, mientras se llenaba el álbum de figuritas, aquellos que querían comprobar cómo sonaba en vivo “Karma police” o “No surprises” se seguían quedando con las ganas. Para colmo, el megaéxito llevó a la banda por caminos tortuosos: la convicción de no querer repetir fórmulas se tradujo en el doblete de Kid A y Amnesiac, discos de experimentación profunda que desvistieron al grupo de todo ropaje conocido y que alguno hasta consideró piantavotos.
El tiempo pasaba, y el fan argentino empezaba a pensar que se quedaría con las ganas, que el disco solista de Yorke era el preludio de la separación, que ya no existiría la oportunidad. In Rainbows, el soberbio álbum “a la gorra digital” con el que Radiohead volvió a la actividad, abrió finalmente la puerta: al fin, una de las bandas fundamentales de la escena británica desembarca en la Argentina, en un Club Ciudad que promete dar el marco necesario para la ceremonia. Que el quinteto no haya abandonado ese camino de experimentación –su último disco combina sabiamente la estructura de canción con la investigación sonora– no debe alarmar a nadie. Tal como pudo comprobar este cronista en la presentación de Kid A en Londres, lo que llega desde el escenario no es un largo devaneo electrónico o suites minimalistas a las que cuesta encontrarles la melodía. Más allá de la carnadura que haya elegido en cada disco, Radiohead sigue siendo una banda de rock hecha y derecha, capaz de arrasar con “Paranoid Android” y de emocionar con “Fake Plastic Trees”, alucinar con “Idioteque” y recordar el gen Pink Floyd impreso en su personalidad con “Exit Music (for a film)”. Tuvieron que pasar dos décadas desde que el grupo empezó a rodar para poder pegar esa figurita en el álbum argentino: será por eso que la revancha se antoja tan dulce.
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