Martes, 24 de marzo de 2009 | Hoy
Por Gary Vila Ortiz
Es así como decimos en el título que Rodolfo Walsh comienza su artículo sobre Ambrose Bierce. Habla de un famoso escritor desconocido y luego agrega que es justamente Ambrose Bierce, el más fiel discípulo de Edgar Allan Poe. Si Poe había dicho que lo esencial en un relato era buscar un "efecto único", ya fuera de horror, de misterio, de suspenso, y atenerse estrictamente a él, fue Bierce quien en líneas generales lo sigue con fidelidad. Walsh agrega que Bierce, en sus cuentos, "produce siempre una impresión indefinida, a menudo desagradable, a menudo terrible, casi siempre memorable". Sin embargo, y tal vez no pueda ser de otra manera, Walsh tiene razón: Bierce es poco conocido, aunque ahora, en este 2009, mucho menos que en las décadas finales del siglo XX. Arnold Bennett nos dice que Bierce es uno de los ejemplos más sorprendentes de lo que él llama "celebridades subterráneas". Claro está que el propio Bierce no se preocupó demasiado, como bien expresa Walsh, en "hacerse querer por sus contemporáneos, ni tampoco por la posteridad". En varios de sus relatos se puede entrever la influencia que ejerció sobre Borges y el mismo Walsh, o al menos en algunas de sus páginas. Es bien sabido, creo, pero no estoy seguro de que eso corresponda al hoy, que ambos fueron antólogos de primera línea de cuentos que abarcaríamos con el término de fantásticos, aunque en realidad no se puede aplicar a todos ellos. La antología realizada por Walsh contiene cuatro tomos y califica a los cuentos como "extraños", mientras que Borges (acompañado por Bioy Casares y Silvina Ocampo), los adjetiva como "fantásticos".
La antología de Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo tiene cerca de ochenta relatos y la de Walsh llega a unos cuarenta, aunque debemos aclarar que en la mencionada en primer lugar hay textos muy breves y algunos de los autores se encuentran repetidos (Leon Bloy, Chesterton, Alexandra DavidNéel, Gómez de la Serna, Kafka, Tsao HsueKin, G. WilloughbyMeade y el mismo Borges). En cuanto a las coincidencias entre los cuentos fantásticos y los extraños ocurren tan sólo en tres autores, de quienes se elige el mismo relato: W. W. Jacobs, Max Beerbohm y José Bianco. Por cierto que en la antología de Walsh está presente Ambrose Bierce. En un par de páginas Walsh retrata la vida de Bierce con su particular comprensión de la literatura. Bierce nace en 1842. Pelea en la Guerra Civil entre el Norte y el Sur. Este hecho influye notablemente en muchos de sus relatos. A los 30 años se encuentra en Londres donde publica, con pseudónimo, una brillante serie de fábulas satíricas: "Telarañas de un cráneo vacío". Walsh apunta que son tantos los pseudónimos que utilizó que, al menos hasta el año en que publica su trabajo (1953), no habían podido ser detectados todos. Bierce, explica Walsh, dijo que "el arte es la única ocupación seria que hay en la vida". Hacia 1913, un Bierce ya anciano (tiene setenta y un años) marcha hacia México, teatro de luchas interminables. Escribe que lo lleva un propósito bien definido, pero no hace explícito cuál es. Hay autores que sostienen que fue para luchar en las tropas de Pancho Villa. Es probable que haya sido así. Si uno lee "Pancho Villa: un intento de semblanza", de Marte R. Gómez, siente, intuye, que a alguien como Ambrose Bierce le hubiera gustado estar junto al caudillo en sus luchas en el México de los tiempos de la revolución. Por otra parte, hay que saber que por ese año de 1913 las luchas de Villa pasan por un momento decisivo. Hay una fotografía característica de Villa que data de octubre de 1913. Esto que acotamos no quiere refutar de manera alguna la hipótesis de Walsh, quien afirma que Bierce fue fusilado por los guerrilleros de Pancho Villa. Walsh dice que en uno de sus cuentos, "Parker Adderson, filósofo", es posible que el mismo Bierce tuviera el presagio de su muerte.
Y Walsh, al igual que Bierce, abandona su pasión por la literatura para entregarse a la lucha política. Eso lo llevaría a la muerte: fue asesinado por la represión en 1977. Creo, no lo sé, o más bien supongo, que a Walsh le hubiera gustado que Bierce y Villa estuvieran del mismo lado. Sin embargo, ello no hubiese impedido de ninguna manera que los propios guerrilleros de Villa lo fusilaran. En guerras como la mexicana hubo muchos traidores y era posible que ocurrieran cosas así. Pensemos que Villa fue acribillado sin misericordia alguna hacia 1923 porque molestaba a muchos que esperaron la oportunidad para asesinarlo. No debemos olvidar que en la Guerra Civil Española, una de las brigadas republicanas de mayor valor llevaba el nombre de Pancho Villa; lo mismo ocurrió en China, donde una de las columnas que acompañaron a Mao fue bautizada "Brigada General Pancho Villa". Los nicaragüenses, por su parte, designaron a Sandino como el Pancho Villa de su país, y hasta hubo un batallón de avanzada denominado Pancho Villa entre aquellos contingentes que se formaron para sacar a los franceses de Indochina y tomaron Dien Bien Phu.
Lo cierto es que hay como un parentesco espiritual entre el argentino Walsh, el norteamericano Bierce y el mexicano Villa. Su forma de morir también los aproxima. Dos, con seguridad, fueron fusilados. El otro es posible que cayera de la misma manera.
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