La Unión Europea endureció su posición en torno a uno de los grandes enigmas del Brexit: la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. El presidente del Consejo Europeo Donald Tusk señaló ayer en Dublin que sin una solución para este tema no será posible negociar más nada sobre la futura relación entre el Reino Unido y los 27 miembros de la UE. “Si alguien en Londres asume que se puede negociar primero otros temas, nosotros decimos que no. Irlanda está primero”, señaló Tusk.

 La UE propuso a principios de marzo que Irlanda del Norte, que es parte del Reino Unido, siga en el mercado unificado europeo y la Unión Aduanera mientras que el resto –Inglaterra, Gales y Escocia– negocien un nuevo acuerdo con la UE. De esta manera, no habría necesidad de erigir controles fronterizos y la burocracia correspondiente para el ingreso y salida de productos. Londres rechazó esta solución porque significaría una partición de hecho entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido: el norte estaría más cerca que nunca de la reunificación de hecho con la República.

 El problema es que el acuerdo de paz de 1998 estipula entre sus cláusulas que no habrá una frontera dura entre ambos. El gobierno de Theresa May no ha presentado una alternativa concreta para evitar una frontera con controles aduaneros, factor simbólico y económico que contribuyó a décadas de un conflicto que dejó más de 3 mil muertos en Irlanda del Norte. La asimetría de las dos partes es notable. Un 35% de las exportaciones de Irlanda del Norte tienen como destino la República. Solo un 1% de las exportaciones en bienes de la República fue para el norte. Pero además las laberínticas complejidades de la negociación del Brexit, coinciden con uno de los peores momentos del proceso de paz. Hace un año que Irlanda del Norte navega en una virtual acefalía porque no logra negociar un gobierno conjunto entre los protestantes unionistas y los republicanos, mayoritariamente católicos como exigen los acuerdos de paz de 1998. Las palabras de Tusk arrojan además una sombra sobre la negociación entre la UE y el Reino Unido: al obstáculo financiero (ver nota principal) se añade ahora como un muro cuasi impenetrable, las diferencias de criterio sobre la frontera irlandesa.