“Mi mamá venía hasta la escuela remando 40 minutos; pasaba entre troncos atravesados en los canales y cuando el agua estaba baja llegábamos a la escuela a caballo. En ese momento no teníamos cocinero ni portero, no había nada en la escuela. Aguantábamos todo el día a mate cocido. Ahora que la escuela está hermosa, que hay una cocinera, se puede llegar en lancha y falta poco para terminar el dragado, nos la quieren cerrar”. El relato es de Griselda Cánepa, una isleña de 65 años que hace 60 forma parte de la escuela. Empezó a estudiar en la primaria 25, tuvo que cursar el secundario en el continente porque en las islas no había y volvió con el título para trabajar en la escuela como auxiliar. 

La isleña recordó que, después de algunos años de trabajo en la escuela, ella y su padre lograron que se abriera el jardín Jirim 1. “Fuimos muchas veces a La Plata a insistir hasta que lo conseguimos hace 25 años, y hoy nos lo quieren cerrar como si nada”, recordó.  Más allá de ese reclamo, Cánepa aseguró que “con mi compañera Gladys Martínez siempre trabajamos acá, toda la vida juntas, y jamás hemos llevado un problema al continente; siempre solucionamos todo acá con los padres y los maestros, colaborando entre todos”. “Hay una unión fuerte con los padres y compromiso con la escuela. Nos encargamos de cortar el pasto, arreglar todo lo que hay que arreglar, pintar las paredes”, agregó la isleña.

A los 65 años, el sueño de Griselda es “que no cierren nuestra escuela”. “Los chicos preguntan qué pasa que se cierra la escuela y no les podemos contestar porque realmente no sabemos. ¿Qué les vamos a decir?, ¿que llegó una resolución del gobierno que ordena el cierre?”, se lamentó. La isleña indicó que hay una manera de torcer la decisión del gobierno bonaerense: “que venga la gobernadora María Eugenia Vidal a ver la escuela, que vea que está impecable, que se puede llegar, que hay un montón de alumnos y una comunidad que ama a la escuela”.