"Yo veo un dinosaurio". "¡Yo veo un...!". Chicos no mucho más jóvenes que el autor de las pinturas (quien tiene 18 años) juegan un domingo por la tarde al viejo juego modernista de la interpretación de obras de arte abstracto. La escena tiene lugar ante La invención de Hugo, del artista emergente Martín Páez. Es una de las dos muestras con que abrió su temporada 2018 el CEC (Centro de Expresiones Contemporáneas, Avenida Los Inmigrantes y el río). La otra es la colectiva Diseminación, con curaduría de Diego de Aduriz y texto por Roberto Echen. Musicalizada por la DJ Ana Helder, una inauguración de alto perfil mediático tuvo lugar el pasado martes 6 de marzo, con Coki Debernardi trayendo al redil a los Killer Burritos junto al convocante glamour de los célebres padres de Martín Páez: la actriz Cecilia Roth y el músico Fito Páez. La ausencia, esa noche, de un expositor de Diseminación, el dibujante Diego Operuk, hizo dudar de su existencia a algunos, que creyeron que se trataba de un alter ego del curador. La adolescencia sobrexpuesta de Páez y el extremo perfil bajo de Operuk, como dos polos opuestos, tensan una doble propuesta que funciona bien.

Con sus formatos amplios y sus colores primarios, la pintura de Martín Páez dialoga abiertamente con ciertos estilos muy prestigiosos dentro del modernismo, en especial con cierto período de Joan Miró. Un sentido intuitivo de la forma lo ayuda a lograr rotundas composiciones de líneas curvas, donde la figura adquiere categoría de "personaje" (y por eso es una pintura tan amigable con la imaginación infantil). En muchas de estas obras, la técnica se encuentra todavía en una fase de aprendizaje; en una en particular, sin embargo, la gestualidad de la pincelada ya expresa algo del rasgo propio. La más bella de las obras de la muestra es una no muy grande ni central, donde el joven pintor abandona la paleta moderna de blanco, negro y colores primarios para explorar una sensible gama de azules, que crean un espacio pictórico; el personaje aparece como una figura solitaria en un paisaje ártico.

Sebastián Joel Vargas
Operiuk hace raw art geométrico de insistentes curvas y rectas.

"El CEC tenía la muestra de Martín Páez -cuenta Diego de Aduriz-, y me llamó para que piense en algo para las dos otras salas. Y yo propuse una fanziferia (feria de fanzines) solo con creaciones de mujeres. Y Vico Bueno y Operuk, que para mí es un descubrimiento".

Diseminación es una muestra de arte contemporáneo que antes que postular un "retorno" reafirma la vigencia de la pintura, ya no como lenguaje dominante sino hibridado con la instalación o el objeto.

Vico Bueno presenta una figura femenina en un paisaje y una escultura que consiste en la frase "Todo bien" recortada en cartón pintado, apilado como los restos que juntan los cartoneros. Carolina Grimblat contrasta materialidades en una escultura de líneas en el espacio sobre un volumen de textura pictórica. Pato Spessot orquesta con fina carpintería una taracea de fragmentos. Inés Beninca (Rafaela, 1991) transfigura lo cotidiano en colores y objetos. Exponen también Carlos Aguirre, Conti Scelfo y Operiuk, oriundo de Misiones y radicado en Rosario, cuyo raw art geométrico de insistentes curvas y rectas es poco más que una escritura automática, en una actitud despreocupada en torno a montaje y título. En la inauguración de Diseminación hubo una feria de fanzines. Las dos muestras pueden visitarse de jueves a domingo de 17 a 21 hasta el domingo 25 de marzo, con entrada gratuita.