Además de Basilio Krepki, otros 63 trabajadores y trabajadoras fueron despedidos del Ministerio de Cultura de la Nación a finales de 2017, de los cuales muy pocos fueron reincorporados. Muchos de los cesanteados eran parte de iniciativas dirigidas a sectores sociales vulnerables, como los docentes de Lenguas Originarias que dependían de la Dirección Nacional de Diversidad y Cultura Comunitaria, y de otras áreas fundamentales de la cartera, como el equipo de arquitectos de la Dirección de Infraestructura, lo que pone en peligro el mantenimiento y la restauración de edificios históricos.

En la misma tanda, y sin justificativo ni explicación alguna, también fueron despedidos diseñadores gráficos del área de Prensa del ministerio y gestores culturales de la Dirección de Investigación Cultural, que hace una semana fue bajada de rango a coordinación simple en la nueva estructura del organismo. Maestros de la música como Atilio Stampone y Pedro Ignacio Calderón, considerados directores eméritos, fueron algunos de los cesanteados de esa área.

Por último, como ya contó Página|12, también quedó en la calle Eduardo Tacconi, ahoraex coordinador del bastardeado proyecto de Orquestas Infantiles y Juveniles. En el caso de este programa, también dependiente de la Dirección de Diversidad y Cultura Comunitaria, la nueva conducción promueve la financiación privada en detrimento de la pública, lo que modifica su perfil social y diluye el rol del Estado como garante de los derechos de toda la población, y el acceso a bienes y saberes culturales.