El ex ministro de Salud del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner Daniel Gollán cuestionó ayer que se autorice a la cadena Farmacity a operar en la provincia de Buenos Aires. “La farmacia tradicional, de barrio, conducida por un profesional, es un complemento de la actividad médica. El farmacéutico aconseja, recomienda, explica. No sólo expende. Se le consultan las dudas, ofrece alternativas, aclara si algo respecto de la medicación no se entendió. Estos negocios cumplen una función social, ya que el farmacéutico es una parte de la cadena de prescripción y dispensa de los medicamentos”, aseguró para marcar diferencias con la Farmacity.

Gollán hace hincapié en otro aspecto: “Uno de los problemas principales de las cadenas de farmacias es que están atendidas por estudiantes de primero o segundo año, supervisados por un farmacéutico titulado que no siempre está presente en el establecimiento. Esto por supuesto reduce la ayuda que brinda la farmacia desde el punto de vista sociosanitario. Pero eso no es lo peor. Las cadenas no se limitan al expendio de remedios, sino que agregan otro tipo de productos y servicios. Venden paraguas, medias, caramelos... Esto,además de estar prohibido en muchas provincias, las hace parecerse a un shopping. ¿Y cuál es el problema con esas farmacias que se parecen a los drugstores norteamericanos? Que en la subjetividad del cliente implica igualar los medicamentos con paraguas o cualquier otro producto. Esto aumenta los riesgos de la automedicación porque favorece la banalización del remedio. Y esto es muy peligroso. Hace pocos meses, la BBC difundió un estudio según el cual la automedicación es la tercera causa de muerte, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Se está haciendo cada vez más común que la gente vaya a Farmacity a comprar cualquier cosa que no tenga nada que ver con la salud y ‘ya que está’ se compre ibuprofeno o aspirinas.

Otro elemento que lleva a Gollán a oponerse a las cadenas de farmacias en cualquier parte, no sólo en el territorio bonaerense, es el tema de los precios y el acceso a los medicamentos. El sanitarista argumenta: “Este esquema de cadenas termina en un modelo monopólico, con visión de mercado y no sociosanitaria. Los monopolios de farmacias se están instalando en la región, y quedan en manos de capitales extranjeros o extranjerizados, como en Chile, en donde sólo dos cadenas, Cruz Verde y Ahumada, tienen el 90 por ciento de las farmacias. Esto no sólo significa manipulación de precios que afecta a los ciudadanos (hay denuncias permanentes en Chile por la cartelización, que impone precios abusivos), sino la desaparición de la profesión farmacéutica con una visión sociosanitaria”.

“Si las farmacias se convierten en shoppings, no necesitaremos más farmacéuticos ni será necesario estudiar, salvo para aspectos muy específicos. Sólo hará falta revisar el stock en una computadora para saber si hay o no algo. Pero nadie aclarará ninguna duda, nadie guiará al comprador, se perderá el componente sanitario y social de las farmacias”, concluyó Gollán.