Mark Hamill está cansado. En los últimos diez minutos se escuchó esa frase unas cuatro veces. No porque la haya dicho él (por supuesto), sino en boca de los varios asistentes y representantes de relaciones públicas que revolotean afuera de la habitación de hotel del actor. Y la verdad es que el intérprete de 66 años tiene todo el derecho de estar cansado. El encuentro se produce en las últimas horas del lunes. Ese mismo día, Hamill ha realizado docenas de entrevistas y se sacó selfies con periodistas de todo el mundo. El día anterior le dio inicio a las celebraciones del Día de San Patricio en Dublín, saludando a los fans (incluyendo al presidente irlandés Michael D. Higgins). Para cualquiera a su edad es una agenda agotadora.

Entrar a la habitación de Hamill se siente un poco como Rey acercándose a Luke Skywalker en los momentos finales de Star Wars - El despertar de la Fuerza: un novato ansioso a punto de conocer a su héroe personal. Solo que en vez de un sable de luz, sobre la mesa se coloca un grabador. Afortunadamente, Hamill no tira el grabador sobre su hombro y se va. En lugar de eso, ofrece una amplia sonrisa y un maravillosamente brillante “Hola, ¿cómo estás?”, y se pone a hablar de Irlanda. “En el momento fue un poco surrealista”, dice. “No podés creer que algo así te esté sucediendo; conocer al Presidente de Irlanda y ver el espectáculo del desfile. Y todos fueron muy amables. Todos se sienten como si te conocieran. Eso es lo hermoso de estar en algo tan universalmente reconocido como Star Wars. Los padres habitualmente le dicen a sus hijos ‘No hables con extraños’, pero allí donde vaya todos piensan que me conocen”.

Como puede atestiguar cualquiera que lo haya entrevistado antes, Hamill ama entregar anécdotas e impresiones. Por eso empieza a hablar de los fanáticos y de las cosas que le dicen: “Es realmente interesante, porque todos relacionan a la historia con sus propias vidas. ‘Conocí a mi esposa online gracias a El imperio contraataca. Para cuando se estrenó El regreso del Jedi ya teníamos un hijo  llamado Luke’. ¡Te cuentan esa clase de historias! ‘Me ayudó a atravesar la enfermedad de mi abuela’... Star Wars ha inspirado a gente de una manera que nunca imaginé; resuena en los espectadores de un modo mucho más profundo de lo que cualquiera podría haber anticipado”. La entrevista tiene que ver con el lanzamiento en DVD y BluRay de Star Wars - Los últimos Jedi. Como sabe todo el que la vio en los cines, el octavo episodio en la saga Skywalker marca la conclusión definitiva a la historia de Luke, un personaje que ha sido sinónimo de Hamill desde el estreno de la Star Wars original en 1977. Es inevitable preguntar si se siente como el fin de una era.

“Sí, lo es, se siente así”, dice. “No hay dudas de eso. Me acuerdo de estar conversando con Rian (Johnson , director de la película) y preguntarle si podíamos estirar todo esto hasta el episodio IX. ¡Solo aparezco en un fragmento de siete! Pero también estaba influido por el plan original de George Lucas, en el que Luke no muere hasta el episodio IX, luego de entrenar a Leia. Pero entonces tuvimos que olvidar eso. ‘Olvidá el pasado’, dicen en la película. Tuve que recordar eso. Esta es la nueva generación, en la que ya no soy más el protagonista. Y está bien, porque me encanta que haya otra gente que se encargue de llevar el mayor peso”.

La nueva generación (Daisy Ridley, Oscar Isaac, John Boyega), dice Hamill, puede fácilmente llevar la serie adelante. Aún más importante, el público ciertamente ya no necesita ver al trío original –Luke, Leia y Han Solo– volando en el Halcón Milenario. “Fue divertido ver a Carrie (Fisher) y Harrison (Ford) –Harrie y Carrison, como solía llamarlos– corriendo por la Estrella de la Muerte, intercambiando bromas ácidas cuando estábamos en nuestros veinte y treinta años. Si estuviéramos haciendo eso ahora sería de algún modo triste, como el abuelo y la abuela perdiendo las llaves del auto. Sería inapropiado para nuestra edad”.

A pesar de considerar que pasar la posta de Star Wars es algo positivo, para Hamill aún así hubo un “sentimiento íntimo de tristeza” al filmar Los últimos Jedi. No porque estuviera dejando la franquicia atrás (y tampoco se trata de la inesperada muerte de Carrie Fisher), sino por la trama misma de la película, donde se ve a Luke Skywalker envejeciendo y afrontando su propia mortalidad. Escondido en el planeta Ahch-To, durante el film el ex granjero de Tatooine llega a una conciliación con su propio pasado. Incluyendo un punto controversial de la trama que muestra a Luke al borde de matar a un estudiante, Ben  Solo (a) Kylo Ren.

“Es oscura de un modo que nunca había pensado”, dice el actor. “Pero estoy de acuerdo con ser un personaje más al estilo de Obi–Wan, porque esa es la progresión natural de la vida”. Es tiempo de anécdotas: “Hubo un momento después de El regreso del Jedi en el que Star Wars no volvió. Estas películas no tienen tiempo, no se las puede datar por sus autos o sus modas. Con lo que tenés estos fanáticos que ya son padres de chicos pequeños que acaban de ver Star Wars por primera vez y bien pueden pensar que la hicimos dos semanas atrás. Los padres dicen ‘¡Mirá quién es, es Luke Skywalker!’ y los chicos quedan espantados. ‘¿Qué le pasó a ese tipo? ¡Realmente se dejó estar!’. Es natural y es bueno ver el proceso de envejecer. Con lo que al menos hoy, cuando me ven, está todo bien porque me han visto en la película actual más que pensar en mí cuando era veinteañero”.

Además de darle a los chicos cierta perspectiva sobre cómo se ve un Luke Skywalker mayor, la reciente ola de películas de Star Wars también le ha dado a Hamill una suerte de segunda fama. Tras la trilogía inicial de Star Wars, el actor se mantuvo fuera de las grandes luces, enfocándose en el teatro y en su trabajo como artista de voz, y convirtiéndose en lo que muchos consideran la quintaesencia del Joker de Batman. Dos semanas antes de la entrevista, el actor recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, en una ceremonia llena de celebridades que incluyeron a Harrison Ford y George Lucas; el año pasado fue nombrado Leyenda de Disney.

“Lo divertido es que normalmente soy feliz haciendo lo que hago”, dice. “Nadie sabía que estaba en Broadway a menos que se mudara allí. Podría volver a Los Angeles y la gente diría ‘Oh, ¿todavía estás en el negocio? Pensábamos que te habías retirado’. Hacer trabajos de voz me recordó cuánto disfrutaba la performance sin tener que atender llamados a escena o ser reconocido. Me recordó que no necesitás estar bajo los focos, aparecer en talk shows o en portadas de revistas para realmente disfrutar la actuación. Podría haber vivido perfectamente contento con unos años finales como actor de carácter o un actor de voz. Y aunque no esperaba volver a Star Wars, ¿quién podría decir que no? Si no podés divertirte haciendo una película de Star Wars, definitivamente hay algo mal en vos”.

Aunque no hay ninguna sensación de celos en las palabras de Hamill, hay que preguntar si el actor hubiera hecho las cosas algo diferentes de haber podido. Después de todo, cuando terminaron las películas originales su colega Ford siguió obteniendo roles protagónicos en Hollywood, incluyendo a Indiana Jones, Blade Runner y El Fugitivo. ¿Desearía Hamill tener la carrera de Ford? “Cuando me mandaron el primer guión de Star Wars, la portada decía Adventures of the Starkiller as taken from the Journal of the Whills, Saga I: The Star Wars. ¡Era un título muy largo! E inmediatamente pensé que Harrison Ford era Luke Skywalker, porque cuando hicimos juntos las pruebas él asumía un rol protagonista”. Hamill se echa levemente atrás y hace una imitación de Ford. “Tenía toda la actitud de tener claro su lugar, mientras que yo era este burbujeante adolescente. El exudaba carisma, sabía exactamente cómo quería ser retratado. Yo era más como Luke, rebotando por todas partes, preguntándose dónde podía encajar. Con lo que no estuve celoso de él, me sentí feliz por él, porque nunca podría hacer lo que él hacía. Pero a la vez creo que él no podía hacer lo que hice yo.   Ni querer hacerlo”.

En lugar de intentar una carrera como la de Ford, Hamill prefirió hacer doblajes y cantar en Broadway. “No soy el mejor cantante, pero tengo mucha confianza en mi canto, porque actúo como si fuera un gran cantante. Harrison no querría hacer un musical o salir de su zona de confort. Ese es el desafío para mí, hacer algo que no hice nunca antes”. Eso no quiere decir que Hamill no quisiera antes ese ajetreado estilo de vida que disfruta determinado escalón de actores, y admite que le preocupaba no poder entrar en las fiestas de la A-List de Hollywood. Naturalmente, las cosas han cambiado. “Ahora me encanta tanto quedarme en casa como salir. Tengo mis perros, la televisión, los libros que quiero leer. Realmente, es una buena vida”. Otro cambio fue cuánto apreció estar en el set de Star Wars, algo que –según confiesa– a los veinte años era una experiencia que daba por sentado. “Es especial de una manera que en el momento no me di cuenta”, señala.

A medida que el actor habla de su trabajo en Star Wars todos esos años atrás, uno cae en la cuenta de que quizás esta sea la última vez que Hamill haga rondas de prensa para una de esas películas. Ante eso, la pregunta parece obligada: ¿Cuál es su recuerdo más querido al mirar hacia aquel primer film? “Recuerdo todo como una revelación. Solo soñaba con Inglaterra a causa de haber visto A Hard Day’s Night, de amar a The Beatles, The Rolling Stones, The Kinks y todo eso. Había visto el país a través de películas como David Copperfield. Tenía nociones románticas. Era un gran fanático de Peter Sellers y me encantaba la comedia británica. Ir allá y ver esas terrazas, tal como las veía en pantalla, fue algo especial. Después, conocer a uno de mis ídolos, Alec Guinness, y descubrir que era un hombre generoso, dulce y amable”. Entonces surge otra imitación, esta vez de quien encarnó a Obi Wan Kenobi: “No quiero ser conocido como... (Hamill da una palmada en su propia cara) Alec me daba palmadas y decía ‘No quiero ser conocido como ‘Sir Alex’, quiero que me conozcan por mi nombre y no por un título’”, dice, y continúa: “Después, ir a Africa por primera vez. Todo era nuevo. Ir a Finlandia para rodar las escenas del planeta helado. Preguntarme cómo iban a hacer a Jabba The Hutt. Recuerdo esa marioneta gigantesca. Me metí dentro. Tener un visión interna de todo eso fue increíble”. 

Queda tiempo para una última pregunta. ¿Qué es lo próximo para Mark Hamill? Al fin aparece un signo de que quizás esté realmente cansado. “Ya veremos, mañana me voy a Gibraltar, después vamos a New York. Entonces... finalmente podré tomar una siesta”, dice, y se ríe con ganas. El próximo periodista espera junto a la puerta.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.