A Perry Mason no le habrían caído nada bien las tácticas del protagonista de Bull (Michael Weatherly), los tiburones de Law & Order se habrían cuidado de su persona, y los de Suits directamente habrían querido tener todos sus chiches. El divertimento de este drama judicial es que no hay un abogado al frente de la historia sino un psicólogo experto en combinar intuición y tecnología para resolver distintos casos. Es decir, al género de la justicia en la corte, le surgió un hijo que absorbió todas las enseñanzas de Lie to me. La serie tendrá el estreno de su segunda temporada el próximo jueves a las 21 por A&E.

Los mayores atractivos de la ficción pasan por la trastienda del análisis de los jurados, la manipulación de la verdad, el poder de la imagen y la comunicación no verbal. ¿Algunos de los asuntos candentes de esta temporada? Un joven que ayudó a morir a su novia enferma de cáncer; un homicidio en una fraternidad universitaria; una viuda que mató a su esposo millonario y hasta el propio psicólogo estará sentado en el estrado de los acusados. “Me atrajo el personaje porque parecía ser alguien controlado y medido que proyectaba un intelecto tranquilo. Pero sabía que eso era engañoso y que debajo había un mundo turbulento, lleno de contradicciones y paradojas. En la segunda temporada, se enciende el motor y el verdadero espectáculo comienza”, dijo el actor. Ese será otro incentivo de Bull. Éste émulo de Freud que podía leer los gestos de la dama de la balanza y los ojos vendados ya no domina el juego.