Julio Méndez, un civil condenado por delitos de lesa humanidad,  fue fotografiado en la estación de Retiro por segunda vez en un mes y medio. La denuncia la realizó la periodista Tandil Ivy Cángaro, quien viajó con el condenado en un ómnibus de la empresa Cóndor-La Estrella  desde la localidad bonaerense y lo fotografió al llegar a la terminal porteña. La periodista denunció que Méndez viajó en el colectivo de larga distancia sin custodia y acompañado por su esposa, situación similar a la que Cángaro ya había denunciado a principios de marzo y había presentado las fotografías al Poder Judicial. 

"El represor condenado por delitos de lesa humanidad, nuevamente viajando en un micro de línea a Buenos Aires, desde Tandil, sin custodia", denunció esta mañana la periodista al diario local La Voz de Tandil. La periodista denunciaba "otra vez", porque el 1 de marzo, ya había compartido un viaje con Méndez desde Retiro hacia Tandil. "Le tomé fotos. Cuando volví a Tandil las envié a la Justicia. Efectivamente, quien viajaba en el asiento 21 de la empresa El Cóndor-La Estrella que partió de Retiro el jueves 1 de marzo de 2018 a las 13:45 era Julio Méndez, acompañado de su esposa y un amigo", relataba la periodista en una nota publicada en el portal Pájaro Rojo, respecto de su primer encuentro con el empresario tandilense. 

Méndez, junto a su hermano Emilio, fueron los primeros civiles condenados por delitos de lesa humanidad el 16 de marzo de 2012  a once de prisión por haber facilitado su chacra —vecina al club de rugby tandilense Los Cardos— para mantener cautivo al abogado laboralista Carlos Alberto Moreno, secuestrado el 29 de abril de 1977 en Olavarría y llevado a Tandil, a 120 kilómetros de distancia. En los días de su secuestro, Moreno representaba a los trabajadores de la Asociación de Mineros Argentinos y había iniciado una causa contra Loma Negra, la empresa de Amalita Fortabat, debido a una enfermedad pulmonar que contraían los operarios del sector de embolsado de la cementera. 

En el juicio oral quedó probada la complicidad de los hermanos Méndez y fueron condenados por unanimidad al igual que los represores Julio Tommasi, Roque Pappalardo y José Luis Ojeda, penados a prisión perpetua. Según la sentencia, Moreno estuvo en cautiverio hasta el 3 de mayo de 1977, días en los que fue sometido a picana eléctrica e interrogatorios. El último día de su cautiverio logró escapar y comunicarse con el propietario de una chacra vecina antes de ser recapturado. Luego fue fusilado. La dictadura le devolvió el cuerpo a su familia el 10 de mayo y les exigió que no lo enterraran en Olavarría.

Tras esa condena, el 10 de junio de 2014, el TOF de Mar del Plata le otorgó a Méndez la prisión domiciliaria a causa de la diabetes que padece. Eso despertó una reacción del bloque del Frente para la Victoria en el Concejo Deliberante de Tandil, que por esos días repudió el beneficio y recordó que había recibido "adecuado tratamiento por parte de las autoridades penitenciarias del Módulo Médico Asistencial del Complejo II de Marcos Paz, del Instituto Cardiovascular Buenos Aires (ICBA), del Servicio de Urología sito en Capital Federal y del Cemic". 

También, según se puede reconstruir de las crónicas de los medios locales, se produjeron escraches encabezados por la Multisectorial Memoria, Verdad, Justicia y Alegría, integrada por los hijos de Moreno, en las céntrica esquina tandilense de San Martín y Rodríguez, donde Méndez cumple su domiciliaria en el octavo piso de un edificio. Este mediodía, la periodista Cángaro lo fotografió por segunda vez, lejos de esa esquina de la localidad bonaerense. La razón de que ande suelto por la calle: tiene permiso para ir al médico, uno de los beneficios que cada vez con más frecuencia se les otorgan a los represores .