La Academia Nacional de Medicina afirma que “el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de la concepción” y sostiene que “destruir un embrión humano significa impedir el nacimiento de un ser humano”. Además, dice que “la salud pública argentina necesita de propuestas que cuiden y protejan a la madre y a su hijo, a la vida de la mujer y a la del niño por nacer” y afirma que “la obligación médica es salvar a los dos, nada bueno puede derivarse para la sociedad cuando se elige a la muerte como solución”.

“Si el aborto clandestino es un problema sanitario corresponde a las autoridades tomar las mejores medidas preventivas y curativas sin vulnerar el derecho humano fundamental a la vida y al de los profesionales a respetar sus convicciones”, agrega. Y considera que “el pensamiento médico a partir de la ética hipocrática ha defendido la vida humana como condición inalienable desde la concepción” e hizo un llamado a los médicos a “mantener la fidelidad a la que un día se comprometieron bajo juramento”. Y, añade “Que el derecho a la ‘objeción de conciencia’ implica no ser obligado a realizar acciones que contrarían convicciones éticas o religiosas del individuo”.