• Aun con varios titulares en las tribunas, pero con la seguridad que brinda Armani bajo los tres palos, River se enfrentaba con un Arsenal ya descendido y que pretendía jugar de igual a igual.
  • Pese a las buenas intenciones del equipo de Rondina, los de Gallardo se fueron al descanso con una ventaja –tal vez exagerada– de tres goles, con tantos de Palacios, Corvalán en contra y el colombiano Quintero.
  • En el complemento, el local buscó el gol del honor, pero su fragilidad defensiva y su ineficacia en ataque conspiraron para ello. River ganó bien.