Con tres estrenos de obras de Jorge Chikiar, la Universidad de Tres de Febrero abre su Ciclo de Conciertos para Ensambles 2018. Hoy a las 20, en el auditorio Untref de Valentín Gómez 4752, en Caseros, el Ensamble SyncroSónico interpretará obras de quien por la índole de su trabajo musical y las peripecias del lenguaje podría nombrarse, además de compositor, como productor, ingeniero de sonido y diseñador sonoro. “En este sentido buena parte de mi trabajo pasa por colaborar con otros músicos, pero ahora esta posibilidad de hacer un concierto monográfico con mi música me sacude. Lo vivo como la posibilidad de mirar en perspectiva, de entender mi manera de percibir las cosas y en consecuencia de encarar el trabajo”, relata entusiasmado Chikiar, que en el ámbito de la música experimental con medios electrónicos y procesamiento en tiempo real trabajó como Chief Sound Engineer en el Centro experimental The Kitchen NYC –donde pudo colaborar con Laurie Anderson, Philip Glass, Steve Raich, Meredith Monk, entre otros—, además de actuar como diseñador sonoro en los teatros Colón, Margarita Xirgu y el Complejo Teatral Buenos Aires, junto a artistas de la talla de Joan Labarbara, John King, Irving Arditti, Martín Matalon, Ensamble Sillages, Salvatore Sciarrino, Martín Bauer, por nombrar algunos. Entre otros discos editó junto a John King, discípulo de John Cage, Crossing Hemispheres, para el sello Untref Sonoro, y Solo Set, realizado con el percusionista Bruno Lobianco, recientemente nominado a los Premios Gardel como Mejor Álbum de Música Clásica. 

“Estas colaboraciones hicieron que con el tiempo mi zona de confort estuviese sobre todo en la música de performance. El ejercicio de componer se hacía más esporádico y no encontraba un lenguaje que me dejara satisfecho de los resultados”, explica. “Fue Marcelo Toledo el que una vez me sugirió que trabajara mi música a partir de los sintetizadores, que planteara una idea sónica y de ahí la trasladara al instrumento para luego retroalimentar esa idea con procesos electrónicos. Le di una vuelta de rosca a esa idea y empecé a seleccionar articulaciones de instrumentos acústicos. Qué se yo, tomé el arco de un violín y seleccioné algunos tipos de toques que después loopeaba, por ejemplo. Sentí que el punto justo se producía cuando no era posible distinguir el límite entre el sintetizador y el violín. Ahí encontré un lenguaje y empecé a componer, elaborando además mi propia grafía musical y sobre todo trabajando mucho con el intérprete”.

Ingeniero, productor, artista sonoro. Entre tantas definiciones, Chikiar prefiere la de diseñador sonoro. “Al artista sonoro le importa el objeto en sí, más que las dinámicas del objeto. Yo me siento más bien un diseñador sonoro, porque trabajo desde el concepto de la expansión de la música a partir del pensamiento sintético. Es decir, empiezo por pensar una serie de variables tímbricas y desde ahí planteo un horizonte hacia dónde puedo ir. Puedo partir de un sonido acústico o también un sonido ideal. Después utilizo la herramienta, el sintetizador, que me permite abarcar el evento sonoro con todas sus posibilidades. Lo interesante es la fantasía y la imaginación que pongo en juego, porque para pensar una medusa debajo del agua, por ejemplo, no basta con sumergir una guitarra. Se trata de cómo, desde un ideal, se llega a sugerir, a construir una metáfora”. 

El proceso de la música de Chikiar para este concierto se completa con excelente solistas. Bruno Lo Bianco será el instrumentista en La traición de Agnes, para percusión; Juliana Moreno y Patricia García –el Dúo MEI–  son parte en Hypernea, para flautas contrabajo y bajo; el cuarteto de cuerdas integrado por Elena Buchbinder y Ariel Romeo en violines, Ana Corrado en viola y Camila Dos Santos en violoncello participará en Intermodulaciones Cruzadas, para cuarteto de Cuerdas. “En todas las obras hay un procesamiento electrónico en tiempo real. En el contexto de las obras yo soy un intérprete más. Mi intervención a través de la electrónica tiene que ver con reinterpretar lo que ellos están interpretando. Se produce así una circulación de ideas que resulta muy estimulante, de la que siempre sale algo nuevo”. “Digamos que a través del procesamiento electrónico cumplo un manoseo amoroso del sonido, siempre con una intención musical”.