Rocío Villarreal, la policía baleada el lunes durante el intento de copamiento de la comisaría 1ª de San Justo, continúa en terapia intensiva y con pronóstico reservado a raíz de “lesiones severas en la columna”. Los médicos del Centro Médico Fitz Roy, en el que está internada, informaron que “su estado clínico es favorable”, aunque deberá seguir en observación. Ayer fueron detenidas dos personas acusadas de haber participado en el intento de toma. 

Sandra Aldrey, una de las médicas, señaló que la agente está “compensada, su estado clínico es favorable, sigue con pronóstico reservado y sin fiebre”. “La bala ha lesionado la vértebra dorsal 12 y el daño de la columna es importante, tiene lesiones severas”, apuntó al difundir el último parte sobre el estado de la agente policial. Aldrey explicó que Villarreal recibió un único balazo que “le rozó el brazo, ingresó al abdomen y lesionó el hígado, el riñón y el diafragma” y que el proyectil “quedó alojado en la columna” vertebral de la suboficial. Aclaró que esas lesiones “serán evaluadas en las próximas horas por el equipo de neurocirujanos de columna”.

Villarreal fue baleada el lunes cuando cuatro delincuentes armados y vestidos de policías irrumpieron en la comisaría en un aparente intento por liberar a presos alojados allí. El intento de copamiento fue repelido por la sargento herida y los otros tres policías que se hallaban de guardia. 

Por el episodio hay dos detenidos, identificados como Ludmila Zahira Bustamante, de 19 años, y Bruno Marullo Postigo, de la misma edad, quienes fueron apresados por personal de la Jefatura Departamental de La Matanza. Los investigadores sospechan que el grupo armado que ingresó a la seccional policial pensaba liberar a un hombre que se hallaba detenido por el homicidio de un narcotraficante (que se quedó con un cargamento de 70 kilos de cocaína) en el marco de un ajuste de cuentas.

Bustamante fue apresada el lunes por la tarde en la puerta de la comisaría 1ª de San Justo, cuando decenas de familiares de los presos y curiosos se agolpaban frente a la seccional para interiorizarse sobre la situación de los detenidos, que eran trasladados a distintos penales bonaerenses. La joven es la novia del preso Leandro Aranda, y la sospecha es que este detenido es quien planeó desde la celda de la comisaría 1ª de San Justo su propio rescate a través de mensajes de Whatsapp.

Marullo Postigo fue detenido también el lunes por la tarde cuando estaba a bordo de un automóvil Volkswagen Vento, similar al que se ve en el momento del tiroteo y quedó registrado en las cámaras de seguridad ubicadas en el frente de la comisaría. Al momento de su detención, Marullo Postigo manejaba ese auto en la calle Tomás Villegas y Monseñor Marcón, a una cuadra y media de la comisaría. Del vehículo se secuestraron otros elementos de importancia para la investigación, como la documentación de otro auto, un Volskwagen Fox que, se cree, también fue utilizado por la misma banda.

Aranda fue apresado el 25 de agosto del 2017, acusado de haber asesinado a balazos a Nicolás Ojeda, en lo que se presume que se trató de un crimen narco. La sospecha de los investigadores de la Fiscalía Temática de Homicidios de La Matanza es que Aranda y Ojeda formaban parte de una misma organización delictiva que le habría “mejicaneado” un cargamento de 70 kilos de cocaína a un narco de la Capital Federal a mediados del año pasado. Una vez con ese cargamento en su poder, se cree que Ojeda traicionó a Aranda, éste juró venganza y tras una discusión en una villa de La Matanza asesinó a quien fuera su cómplice.

Aranda se hallaba alojado en la comisaría 1ª de San Justo y en su poder se secuestró un teléfono celular, donde se encontraron mensajes de audio en la red social WhatsApp con su novia Bustamante, donde se contaban detalles sobre su propio rescate y se mencionaba el nombre de un cómplice llamado Sebastián, que por el momento no fue detenido.

El tiroteo dentro de la comisaría ocurrió después de las 5 de la madrugada del lunes, cuando al menos cuatro personas vestidas con gorras y camperas negras con la inscripción “Policía” y armados con pistolas llegaron al lugar a bordo de un vehículo de color gris.

Según quedó registrado en las cámaras de seguridad de la comisaría, uno de los delincuentes quedó en la puerta como “campana”, otro detrás de una puerta de blindex y los dos restantes llegaron hasta la sala de guardia de la seccional y comenzaron a disparar. En el momento del tiroteo, dentro de la seccional policial se hallaban ocho efectivos policiales y sólo la sargento Villarreal resultó herida. En tanto, en los calabozos se encontraban alojados 19 presos.