Una vez más, el reconocido historiador, profesor y escritor, Felipe Pigna, se mete de lleno en el universo audiovisual. Esta vez como encargado de la supervisión histórica de un documental acerca del centenario de la Reforma Universitaria que prepara junto a la Federación de Docentes de la Universidades (FEDUN).   

El objetivo es el de siempre: promover y mantener vivo el interés por nuestra historia. En ese camino, además de escribir una enorme cantidad de libros, Pigna ha participado como presentador, conductor y asesor en diversos programas de radio y televisión. 

Consultado por el enfoque del material que prepara con la FEDUN, el historiador detalló los aspectos más relevantes del proyecto y, a su vez, profundizó acerca del rol de la universidad pública a lo largo de la historia. 

¿Qué significó la Reforma Universitaria para el país y de qué manera repercutió en la sociedad? 

Significó la posibilidad de acceso de los sectores medios a la universidad, un coto cerrado a la oligarquía en aquel momento. Además, permitió democratizar la universidad en cuanto a la elección de graduados, de docentes e incluso el rector, lo cual era una novedad prácticamente a nivel mundial. Es para destacar que Argentina sea uno de los pocos países en el mundo que mantenga la universidad gratuita y de calidad, y por los vientos que soplan es un momento para estar muy atentos en esta defensa irrestricta del cogobierno, la gratuidad y la libertad de cátedra. Cosas que probablemente estén en peligro en este vendaval neoliberal que estamos soportando en la actualidad.

¿Qué papel jugó el gobierno de Hipólito Yrigoyen en la aplicación de la reforma?

Inicialmente, el entonces presidente jugó muy bien bancando la Reforma con un decreto que permitió que se concrete la elección del rector, apoyo que prácticamente se continuó con el gobierno de Alvear, que era un gobierno más conservador, pero que mantuvo los principios de la Reforma. Luego de ello se reforzó la posibilidad de acceso mediante una serie de aportes que se hicieron a lo largo del tiempo, como por ejemplo la gratuidad, que era algo que no estaba contemplado inicialmente, no estaba claramente explicitado, y que fue agregada por el gobierno de Juan Domingo Perón. Desde entonces hasta ahora, la Universidad se fue democratizando, a partir del ingreso masivo de las clases medias, y del acceso, siempre más dificultoso, de los sectores populares a la Universidad.

En el camino a la democratización, ¿qué avatares sufrió la Universidad Pública a lo largo de la historia? 

En la década del ‘60, se propició una época de crecimiento, de excelencia, de calidad en la Universidad Argentina, que fue abruptamente interrumpido por el golpe de Onganía y la Noche de los Bastones Largos (…) Se suma a la interrupción del proceso del ’73 (…), al que se denominó De la Universidad al Pueblo, que era de ingreso irrestricto. Fue un momento de enorme movilización y politización de la Universidad, que terminó abruptamente en el ‘74 con la intervención. Desde entonces, comenzó un proceso de desgaste que duró mucho tiempo, por lo menos hasta el retorno a la democracia, donde también hay en el Gobierno de Alfonsín una intención de ampliación del ingreso universitario, con algo que en ese momento era lógico, el Ciclo Básico Común, teniendo en cuenta los contenidos y la mala calidad educativa de la dictadura.

¿Cuáles son hoy los desafíos de la Universidad? ¿Cómo influyen los vientos políticos?

Hoy se percibe un intento de separar a la universidad del contexto. La derechización de los gobiernos hace que cada vez sea más funcional a esa separación, que intentan imponer la idea del “profesional”, la de un profesional universitario como una persona alejada de su contexto y de su sociedad, el tipo individualista al que le importa su profesión, que es un poco el modelo a seguir de esta gente (…). Estamos en un momento de transición, no sabemos muy bien hacia dónde, un momento para estar muy atentos en defensa de la Universidad Pública.