El director y guionista italiano Ermanno Olmi, conocido por películas como El árbol de los zuecos (1978) y La leyenda del santo bebedor (1988), falleció ayer a los 86 años. El cineasta, nacido en Bérgamo, se destacó a lo largo de su carrera por iluminar la complejidad de la vida de los más humildes, abordando los problemas laborales, sobre todo del campesinado italiano, universo del que provenía. Su época de mayor popularidad comenzó a fines de la década del setenta, cuando El árbol de los zuecos –un relato poético y realista sobre la vida cotidiana del campesinado italiano a finales del siglo XIX– se alzó con la Palma de Oro en el Festival de Cannes, el David de Donatello a la Mejor película y el César al mejor film extranjero. A lo largo de su carrera, Olmi recibió numerosos reconocimientos, entre los que destacan el nombramiento en 2004 de caballero de la Gran Cruz del Orden del Mérito de la República Italiana y la obtención del León de Oro en el Festival de Venecia cuatro años después, en reconocimiento a su filmografía. 

El deceso del realizador produjo profunda consternación en su país, donde el ministro de cultura italiano, Dario Franceschini, lo reconoció afirmando que se había marchado “un gigante, un gran maestro del cine italiano”. Por su parte, el presidente del Consejo de Ministros, Paolo Gentiloni, indicó que su “fascinante mirada mostró las raíces de nuestro país”. Fundador de la escuela Hipótesis del cine, con la intención de formar a nuevos y comprometidos talentos del cine italiano, Olmi dirigió Los novios (con el que en 1963 participó por primera vez en la sección oficial del Festival de Cannes), El arte de las armas (nominado a la Palma de Oro en 2001), Cantando tras los biombos (el film de 2003 que cosechó un gran éxito en Italia) y Tickets (que en 2005 codirigió junto a Abbas Kiarostami y Ken Loach), entre otras películas y documentales.