En tiempos donde el feminismo ha adquirido un gran protagonismo, desde el “Ni una menos” hasta la discusión legislativa por el aborto legal, pasando por la paridad de género en lugares de poder y la nueva conmemoración del Día del Trabajador, la obra de Mercedes D’Alessandro se vuelve de lectura obligatoria para pensar la sociedad de hoy.

Doctora en Economía de la UBA, la autora del libro Economía feminista, declarado “de interés social en el ámbito de la mujer” por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires y “de interés municipal” en ciudades como Posadas, Rosario, Corrientes, Salta y Ushuaia, invita a problematizar el concepto de igualdad analizando las relaciones económicas de las sociedades actuales. 

En diálogo con Universidad, D’Alessandro dispara -al hablar de la desigualdad como uno de los temas centrales de la economía- que a lo largo de la historia del pensamiento económico pocos captan el hecho de que la misma se amplifica entre los varones y las mujeres. Para la creadora de Economía feminista, en este punto radica la importancia de la mirada feminista sobre los temas económicos.

¿Cuál es el aporte del feminismo a las teorías económicas?

La desigualdad de género atraviesa las clases sociales: podemos observar desigualdad entre varones y mujeres ricas, menor cantidad de mujeres en puestos jerárquicos, obstáculos para que ellas avancen en las grandes empresas o en el liderazgo político. En el otro extremo, las mujeres son las más pobres en el reino de los pobres, sufren más el desempleo, la precarización laboral y la sobrecarga de trabajo doméstico las perjudica en varias dimensiones. Además, las mujeres negras, latinas, indígenas, ganan menos que las blancas de centros urbanos y están expuestas a mayores dosis de discriminación y desigualdad. Las mujeres trans y las travestis chocan con todo tipo de obstáculos para tener una vida laboral digna, desde el acceso a la educación, a la salud, pasando por el tipo de trabajos a los que pueden aspirar. 

La economía feminista viene a problematizar y agregar otro plano a la discusión de la economía.  Pongamos un ejemplo: en los próximos meses se debatirá la reforma laboral y, sin embargo, las mujeres no sólo no están en la mesa de discusión (ni en el equipo económico, ni en la mesa sindical), sino que tampoco se plantean sus problemas específicos a la hora de conseguir empleo. Por eso necesitamos perspectiva de género en todos los niveles, desde la academia hasta el diseño de políticas públicas. 

¿Cómo ves las universidades hoy en día? ¿Cómo analizas la relación entre las mujeres y la elección de sus carreras? 

Veo a la universidad, la Facultad de Ciencias Económicas particularmente, todavía muy desfasada de los acontecimientos sociales que suceden con respecto a su objeto de estudio en general. Y respecto a las nuevas demandas del feminismo en las calles y la perspectiva de género, todavía mucho más lejos. En Ciencias Económicas hoy está vigente un plan de estudios que es de 1997. En el medio pasó la crisis del 2001, el corralito en Argentina, la crisis mundial del 2008 y nuestro plan de estudios ni se enteró. 

En la Facultad de Ciencias Económicas existe una sola materia de economía y género que se dicta una vez por año, en sólo uno de los dos cuatrimestres, de forma optativa. Hoy un economista o una economista se recibe probablemente sin haber visto la perspectiva de género incorporada en los contenidos que tiene a lo largo de toda su carrera y eso es un problema porque estamos produciendo economistas a quienes se le escapa una dimensión muy importante que hace a su objeto de estudio: la desigualdad que se manifiesta crudamente cuando miramos por el lente del género. En la carrera de economía hay muchas mujeres, son casi la mitad de los estudiantes. Sin embargo, cuando uno mira las cátedras y quiénes son los profesores asociados y adjuntos, ahí las mujeres son muy pocas, no llegan a ser el 20%.  Esto también se ve cuando miramos los gabinetes de los Ministros de Economía. Desde la democracia hubo 154 ministros varones y solo 16 ministras mujeres. 

¿Cómo surge la idea de EcoFemini(s)ta y del libro Economía Feminista? ¿En qué consisten ambos?

El sitio de Economía Femini(s)ta surge como una necesidad propia que teníamos con algunas compañeras economistas de tener un espacio en donde podamos debatir temas de economía con perspectiva de género que estaban ausentes en la discusión académica, la discusión en los medios y los debates públicos. Además, lo que había, estaba encapsulado en la academia, en un lenguaje que a veces resulta difícil para que pueda llegar a un público un poco más masivo. El libro surge como una necesidad de continuar los debates que teníamos en las redes sociales. Con el libro me invitaron a viajar por todo el país, lo presenté en el Congreso de la Nación, en universidades públicas, en cooperativas, en organizaciones barriales, en el sindicato de amas de casa. Ha tenido una audiencia bastante amplia. Personas de todos los sectores se acercaron a charlas que se suscitaron con esto. Viajé como a diez provincias, se declaró de interés el libro y las charlas en esas provincias, creo que esta oleada feminista viene a desprogramar un poco lo que aprendimos.