El ex presidente Eduardo Duhalde repitió una de sus frases célebres. “Sigo pensando que estamos condenados al éxito. Sé que se van a reír, pero que se rían. Sé cómo se sale de esto, aunque parezca un poco ególatra”, sentenció este jueves mientras el gobierno negocia con el FMI el décimo noveno préstamo en su historia para frenar la última corrida del dólar. El ex senador, quien también tuvo que recurrir al Fondo a comienzos de 2003 poco antes de entregar el gobierno, minimizó la crisis económica actual. “Argentina está como Banfield, en mitad de la tabla, a veces nos vamos un poco para abajo, Boca nos presta un jugador y nos vamos un poco para arriba", bromeó. 

"Yo sé cómo se sale de estos problemas. Yo garantizo que es posible", afirmó en declaraciones a radio La Red, y advirtió: "Peleándonos no vamos a ningún lado". Además de vanagloriarse de tener la fórmula del éxito, Duhalde admitió que conversa “permanentemente” con los funcionarios del gobierno pero no con Macri. Inclusive sostuvo que a uno de ellos ayer le planteó un plan para "vender en dos meses los productos alimentarios de primera necesidad a mitad de precio a la gente de las grandes urbes".

Más adelante agregó que con el Presidente “no se puede hablar porque tiene mil líos” e insistió en que la situación que atraviesa el país  “es delicada pero no es terminal”. “Mi experiencia es enorme pero la mitad (de esa experiencia) es por los errores cometidos. Entonces, con qué derecho puedo decir esto es así o asá?”, se atajó. 

Al ser consultado sobre el préstamo del Fondo, manifestó: "Hay que esperar que el gobierno acierte, tenemos que ser responsables en estos momentos y los que aún estamos en disconformidad tenemos que levantar el pie del acelerador, porque la gente está preocupada y angustiada".

Cabe recordar que, tal como consignó Página/12 en su momento, mientras Duhalde ejerció la presidencia, lo único que obtuvo del FMI fueron retos por teléfono porque el organismo internacional le reclamaba que no se quedara “a mitad de camino con las reformas”. Entre otras exigencias, el Fondo reclamaba terminar con los amparos judiciales, lograr consenso político alrededor del acuerdo, eliminar las monedas provinciales, y neutralizar las amenazas de la Corte Suprema de dar marcha atrás con la pesificación. 

Todavía se desconocen las condiciones que impondrá ahora el FMI, aunque sí se sabe que la alianza gobernante aspira a obtener un stand by por alrededor de 20.000 millones de dólares, cuyo desembolso estará sujeto al cumplimiento de determinadas condiciones, entre ellas recorte del gasto público, ajuste monetario, desregulación financiera, apertura comercial, flexibilización laboral y reformas de los sistemas de la seguridad social.