La reunión entre el ministro de Economía argentino, Nicolás Dujovne, y la titular del FMI, Christine Lagarde, duró apenas cuarenta minutos. Aunque todavía no trascendieron detalles del encuentro, los saludos preliminares entre ambos funcionarios llamaron la atención teniendo en cuenta que la Argentina acudió a Washington a solicitar uno de los préstamos más inflexibles en plazos y condiciones de los que ofrece el organismo internacional, que como contrapartida exigirá el cumplimiento de metas cuantitativas y cualitativas antes de cada desembolso.

Tal como consignó Página/12 en su edición impresa de la jornada, la Argentina solicitará al Fondo Monetario Internacional un tradicional crédito stand-by donde el desembolso de los recursos está sujeto al cumplimiento de varias condiciones. Ajuste fiscal y reformas estructurales son algunas de las medidas habituales a las que se deben comprometer los países que acceden a ese tipo de financiamiento. La entrega de los dólares se realiza en cuotas que dependerán del visto bueno del staff del FMI que realice las supervisiones. Las precisiones sobre el tipo de préstamo que pretende obtener la Casa Rosada llegaron desde la sede del organismo multilateral en Washington a donde viajó anteayer el titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne. Iraq, Jamaica y Kenya son los únicos países del mundo que mantienen abiertas hoy líneas stand-by con el FMI. 

Ayer, finalizado el primer round con el Director del Departamento del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, los funcionarios informaron que las negociaciones se extenderán, por lo menos, durante las próximas seis semanas.

Los préstamos stand-by permiten solicitar un monto equivalente a 4,35 veces la cuota del país en el FMI a lo largo de tres años. Con esa regla Argentina podría solicitar cerca de 19.700 millones de dólares, una cifra equivalente a dos veces las reservas del Banco Central entregadas al mercado durante toda la corrida cambiaria. Pero el Ministerio de Hacienda informó, sin embargo, que el país solicitará un “stand-by de alto acceso”. Esa categoría forma parte de los denominados acuerdos precautorios que, según el FMI, ofrecen “servicio de aseguramiento frente a necesidades de financiamiento potenciales muy cuantiosas”. De acuerdo al organismo esos créditos se emplean cuando los países “no tienen intención de utilizar los montos aprobados, pero conservan la opción si llegaran a necesitarlo”. 

 

En los préstamos stand-by los desembolsos acordados están sujetos al cumplimiento de las condicionalidades y la implementación de esos compromisos es revisada por el FMI de forma periódica. Los plazos para esas evaluaciones se definen “en función de la solidez de las políticas del país y la naturaleza de sus necesidades de financiamiento”. Por ejemplo, el Blindaje contempló auditorias y revisiones trimestrales. La devolución de los recursos solicitados vence dentro de los cinco años de recibido cada desembolso.