Alicia Vivian, la presidenta del Tribunal que juzga al sacerdote Justo José Ilarraz, dialogó por primera vez con la prensa desde el inicio del debate y explicó que las víctimas pueden ingresar al recinto “desde el mismo momento en que terminó su participación en el debate, que fue con el reconocimiento”. 

“En los alegatos hablan todas las partes. Cualquier querellante tiene oportunidad de expresar sus disidencias. Esto se mantuvo durante todo el proceso”, les explicó a los medios presentes en el juzgado. Y continuó: “Todas las partes tuvieron amplitud de preguntas. Siempre el Tribunal estuvo a disposición para que pudieran ejercer sus derechos”. Y consideró que “el juicio se desarrolló con total normalidad, como cualquier otro, más allá de la trascendencia pública. Fue largo, pero nada que haya llamado la atención”.

Precisó que para los alegatos “hemos establecido un plazo de dos horas para que cada parte se explaye” y luego “tenemos diez días para dar el veredicto”. 

“Haremos lo que las pruebas nos demuestran y nuestra conciencia y conocimiento nos dictan”, enfatizó Vivian.