La decisión que tomará la FIFA cuando elija a la sede mundialista de 2026 contemplará la política de derechos humanos de los países postulados. Comisiones especiales enviadas por la federación que preside el suizo Infantino ya visitaron Estados Unidos, México, Canadá y Marruecos. No solo tomarán en cuenta aspectos de infraestructura. Como que la propuesta de los tres países de América del Norte tiene todos los estadios construidos. Son 23 en total, con 17 ubicados en EE.UU. El reino africano hasta ahora cuenta con cinco de los catorce que propuso en su candidatura.  

Un síntoma de que algo está cambiando –sobre todo si se considera que la FIFA pasaba por alto a las dictaduras militares, como sucedió con la Argentina en el Mundial 78– es que las violaciones a los derechos humanos son analizadas para otorgar o no una sede. De Marruecos se cuestiona que omitió informar sobre una ley contra personas LGBT vigente a la fecha. Pero Estados Unidos y México lejos están de ser un vergel de los derechos humanos. El primero por sus restrictivas políticas migratorias y el muro que está levantando en la frontera con México, entre otras cuestiones. Y su socio del sur por la cantidad de asesinatos políticos y de periodistas que mueren de a racimos en su territorio. Resta verse con qué prisma la FIFA determinará si los países cumplen con las normas. O si solo tomará en cuenta la envergadura económica del negocio que le proponen los candidatos.