“Es raro hacer este tipo de libros en esta época”, señalaba alguien del Grupo Planeta en la previa a la presentación del trabajo -por volumen y tapa dura, casi un arma contundente- que se sostenía en la mesa sin ningún tipo de ayuda: El Quijote. Y aunque la obra magna de Cervantes no es estrictamente hablando una novedad, esta edición que propone ahora Planeta tiene el aliciente de los dibujos de Miguel Rep, renovador del humor gráfico en Argentina y figura inseparable de la contratapa diaria de PáginaI12. Y no se trata –solamente– de las ilustraciones que en su momento Rep hizo para los suplementos semanales de este medio, sino una suerte de versión ampliada, con otras cuarenta imágenes. “Y quiero seguir dibujándolo”, advirtió. Tanto quiere, que durante la presentación del libro hizo eso: dibujar, mientras su trabajo se proyectaba en vivo en una pantalla gigante. De las palabras se encargaron el guionista Pedro Saborido, como moderador, y el español José Manuel Lucía, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y especialista -entre otras cosas- en la iconografía del Quijote.

Ante la andanada de preguntas de Saborido, Lucía se las arregló para contextualizar históricamente la obra de Cervantes, a Cervantes mismo, observar su arraigo en la cultura a lo largo de sus cuatro siglos de existencia, señalar sus innovaciones literarias (y las motivaciones originales para ellas), la difuminación entre la realidad y la ficción que proponía el creador, los valores que se deslizan en la obra (el diálogo, la capacidad de inventar el propio destino), sus continuaciones y versiones apócrifas y hasta tuvo tiempo para responder preguntas del público sin bajar nunca la intensidad ni el atractivo de su exposición.

Lucía es uno de aquellos que abogan por la lectura de El Quijote en la escuela. “Los escritores hacían caballería para dar sus primeros pasos, pero Cervantes lo escribió pasados los 50, ya con una experiencia de vida y de lecturas que podía volcar, con unas tramas narrativas en común con sus lectores, y fue un maestro en romper sus expectativas, aún hoy lo es”, explica. Con lo cual, la cuestión no es si dar el Quijote, sino cómo, y ahí él si sugiere las versiones ilustradas y revisar qué traducción se ofrece. “Cervantes lo escribió en el habla coloquial de la época, así que algunos heterodoxos no vemos mal que se adapte también al lenguaje de hoy, como en otros idiomas lo actualizan”.

Para el humorista gráfico, en tanto, “hay pocas cosas más icónicas que El Quijote, vos ves un flaco con una lanza y un gordo y ya sabés quiénes son”, consideró. “Es imposible decir cuándo me llegó”, comentó cuando Saborido recordó que su primera experiencia había sido con los personajes homónimos de Titanes en el ring. “Quizás fue en una golosina, con el primer chupete o quizás como parodia, ¡de una parodia! en una Patoruzú, o una Don Nicola”, conjeturó Rep. “Lo icónico es muy fuerte y lo loco es que te llega sin la historia, que viene después”, reflexionó. Este tomo atrae desde lo iconográfico, sin dudas, pero sostiene todo el andamiaje literario y humorístico del mejor Cervantes. Y por volumen, hasta se puede usar para pelear contra molinos de viento.