La expansión vertiginosa de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) trajo consigo cambios sustanciales que influyen en la organización de la sociedad y sus formas de pensamiento. Tal como en su momento la imprenta provocó una irradiación más amplia de ideas y el nacimiento de diversas prácticas culturales, hoy las TIC se convierten en agentes de transformación en la relación de la sociedad con el mundo. 

A pesar de muchos pronósticos apocalípticos, en este mundo globalizado -aunque atravesado por enormes heterogeneidades y desigualdades-, las nuevas tecnologías brindan la posibilidad de colaborar con estrategias orientadas a resolver los problemas de la comunidad, incluidos los vinculados con la educación superior. Frente al ineludible contexto digital, el sistema universitario tiene el reto de reflexionar sobre sí mismo y apropiarse de las posibilidades que ofrecen las TIC con el fin de hacer más efectivo el camino hacia la calidad y la inclusión educativa. 

“Hoy las universidades tienen el desafío de seguir repensándose, de generar espacios de inclusión social que integren estudiantes que no pueden acceder a los espacios tradicionales de cursada; y de entender que, si bien son un espacio privilegiado para la producción de conocimiento, no son un espacio de privilegio.” Así lo entiende Grisel El Jaber que, además de ser directora del Programa de Educación a Distancia de FLACSO, es adjunta del Taller de Expresión III de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, y docente coordinadora de redes y multimedia de ANCCOM.

Si bien es cierto que aún existen desfasajes entre las tendencias emergentes de este siglo y la universidad que construyó su sentido a principio del siglo XX, el camino hacia la digitalización está en marcha. En este sentido, el rector de la Universidad Nacional de Quilmes, Alejandro Villar, señala que se trata de un “proceso lento donde las universidades públicas, fundamentalmente, se están adaptando e incorporando a la lógica de las universidades del siglo XXI, tanto en los procesos administrativos y comunicacionales, como en la incorporación de las nuevas tecnologías en la enseñanza.”

Por su parte, Miguel Vitagliano, director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), recuerda los múltiples desafíos que ha enfrentado el sistema universitario a lo largo del tiempo: “La idea de universidad es en sí misma un desafío para el mundo que la rodea. En los albores de la universidad en la Edad Media los conocimientos que se estudiaban intramuros terminaron por perder la batalla, a lo largo del tiempo, con los conocimientos que daban vueltas en la plaza pública (…) En el mundo contemporáneo la universidad mantiene sus puertas abiertas al mundo. El desafío es que resulte cada vez más inclusiva, al mismo tiempo que se resista a ser devorada por el mercado, que quiere controlarlo todo”.

NUEVAS FORMAS DE ENSEÑAR Y APRENDER

Las TIC no son solo herramientas, sino también un medio de comunicación, de interacción y de organización social, y su expansión en las aulas no tiene vuelta atrás. Ya nadie podría evitar el uso de celulares, internet, tablets y otros dispositivos no solo en la vida cotidiana sino en muchas otras áreas, inclusive la educativa. Vale esperar, entonces, un proceso de reajuste en el sistema universitario orientado a una creciente incorporación de las posibilidades que ofrece la cultura digital.

Villar reitera que hoy la universidad debe entrar en la era de la digitalización también en los aspectos pedagógicos: “Las nuevas tecnologías cambian el sentido de la enseñanza. Ya no es relevante acopiar información sino saber qué preguntas hacer, cómo buscar la información, cómo tener un patrón para la ubicación y la sistematización de esa información. El proceso educativo evoluciona al formar jóvenes con un marco teórico y conceptual para que tengan esas capacidades.”

Vitagliano también hace hincapié en los procesos de enseñanza y aprendizaje, además de describir algunos de los circuitos de información de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA: “Trabajamos por las nuevas formas de información y las políticas de acceso abierto. Las revistas y otras publicaciones de los distintos institutos de investigación están disponibles online para que cualquier lector tenga acceso a ellas, de manera gratuita, en cualquier parte del mundo. También tenemos, desde hace unos años, un repositorio digital de las tesis que se producen en las distintas carreras de nuestra Facultad”.      

MÁS ALLÁ DE LAS AULAS

El Jaber establece que los espacios educativos tradicionales no son los únicos en construir y poner en circulación el conocimiento: “Existen múltiples experiencias educativas que trascienden las fronteras de las instituciones universitarias, inclusive aquellas producidas por las mismas universidades, ya sea desde de la migración de las clases presenciales en un aula, en un edificio, en una universidad a un grupo de Facebook donde se entregan trabajos prácticos de esa misma clase”. 

Además de su carácter masivo, la ventaja que presentan las TIC es que pueden ser diseñadas y adaptadas a los diferentes contextos sociales y territoriales, atendiendo, incluso, a diferentes requerimientos individuales. En este sentido, El Jaber explica que “se están integrando de manera creciente las tecnologías de la información y la comunicación en las instituciones universitarias, en particular en relación a la formalización de los sistemas de educación a distancia, que fortalece la modalidad en las instituciones y permite expandir los alcances territoriales de la oferta de educación superior y la inclusión de los estudiantes en contribución al desarrollo social”.

Bajo esta perspectiva, la educación superior logra incorporar alumnos que, por problemas de tiempo y distancia, no podrían acceder a una carrera universitaria. Es indudable que el establecimiento de la educación no presencial responde a necesidades que requiere la comunidad actual. “Esta inclusión no es azarosa –agrega El Jaber-, sino que deviene, por un lado, de la demanda social creciente en la formación a distancia que permite la organización de tiempos y espacios de estudios de los estudiantes por fuera de los formatos presenciales tradicionales, y por otro, de una mirada y puesta en acción de las universidades al contexto social, que no es espontáneo, sino que se construyó durante años de políticas de inclusión social donde las tecnologías fueron pensadas para esos otros”.

LA UNIVERSIDAD VIRTUAL

Cada vez más instituciones llevan sus aulas al terreno de la web y la Universidad Nacional de Quilmes no se quedó atrás. Pionera en educación a distancia en Argentina, creó la Universidad Virtual de Quilmes (UVQ) en 1999 y se convirtió en la primera bajo esa modalidad en todo el territorio nacional.

Villar explica los objetivos fundamentales de esta estrategia educativa y destaca que se trata de “una forma de incorporar la universidad a la era digital con un proyecto pedagógico inclusivo que procura llegar a personas que no pudieron completar sus estudios por razones de tiempo y distancia, o a aquellos que aspiran a un título de grado teniendo un título terciario”.

La iniciativa de la UVQ utiliza la plataforma tecnológica con el fin de realizar sus propuestas de formación de pregrado, grado y posgrado. El Campus Virtual se convierte así en una posibilidad de enseñanza universitaria accesible desde cualquier lugar y a cualquier hora, a partir de la conexión a Internet.

Desde la Universidad señalan que bajo la enseñanza virtual también se requiere evaluar los conocimientos de los estudiantes para poder certificar institucionalmente el cumplimiento de los objetivos y el manejo de los contenidos fijados. El régimen implica la aprobación de la materia mediante la entrega de trabajos prácticos en cada una de las materias y, una vez finalizada la cursada virtual, los estudiantes deben rendir un examen final escrito, individual y presencial que se realiza en forma simultánea en la sede de UNQ y en las del interior del país, en cuatro oportunidades a lo largo del año (marzo, julio, septiembre y diciembre).

Así las cosas, la universidad virtual es una de las tantas estrategias que busca integrar a estudiantes de distintos puntos del país y el exterior a la educación superior. Es una de las tantas iniciativas orientada a la inclusión de más ciudadanos en el sistema universitario. Para muchos, sin estas posibilidades sería inalcanzable.

 

LA LITERATURA: TRADICIÓN O INNOVACIÓN

Ante algunas voces que sostienen que el universo literario aún mantiene una posición tradicional frente a los procedimientos tecnológicos que ya son habituales en otras disciplinas como la música y las artes visuales, Miguel Vitagliano, director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), ofrece algunas pistas acerca de los desafíos del mundo literario en la era digital: 

“En treinta años ya no quedarán escritores que hayan utilizado máquinas de escribir para hacer sus novelas. Lo que quiere decir: que no habrán recortado papeles y pegado con cola párrafos y palabras para no tipear otra vez más una página. O que dejará de existir eso que se llama el primer manuscrito autógrafo. Cuentan que un gran escritor argentino pegó un mismo párrafo dos veces en el manuscrito de la novela que entregó a la imprenta. La precisión del estilo; o del descuido, o de la obsesión. ¿Será necesariamente malo u obligatoriamente bueno? Algunos lo verán como un problema, otros no. Y tampoco faltarán quienes prefieran cambiar de conversación, porque dirán que, en definitiva, no tenemos y acaso no hubo jamás siquiera un primer y único manuscrito de El Quijote de Cervantes. Dirán también que el desafío sigue siendo pensar qué es lo que nosotros podemos hacer con las máquinas, sencillas y complejas. Y que la literatura es una máquina de inventar posibilidades futuras”

LA INFORMACIÓN EN LA ERA DIGITAL

De la misma forma en que la imprenta transformó la cultura, la transmisión digital de datos altera y modifica las costumbres en la generación y la circulación de los textos, incluso en la manera de interpretarlos y leerlos. Vale recordar que hasta hace pocos años el papel fue el soporte fundamental de la palabra escrita. Aunque aún se encuentra en nuestra cultura y probablemente nunca desaparezca, el papel disminuyó su protagonismo frente a la generación de soportes digitales. En este sentido, Grisel El Jaber establece que “se multiplican las formas narrativas transmedia, florecen las plataformas donde publicar, con sus propios lenguajes y comunidades”.  

En la era digital ya no hay roles preestablecidos en los procesos de producción de textos y de comunicación, las personas intervienen desde las redes y construyen grupos o colectivos. La información surge sin intermediarios, al tiempo que llega a los otros usuarios y a los medios masivos. “La escritura como forma expresiva se fue construyendo en espacios en línea que pasaron de ser la mera replicación de los formatos impresos, pasando por los blogs para llegar a las redes sociales, que hoy aparecen como espacios privilegiados para la circulación de información de ficción y no ficción tensionadas por la tiranía del algoritmo, las voluntades de los usuarios y un contexto local de detrimento del trabajo en el campo periodístico, editorial, entre otros.”, expresa El Jaber.