¿Por qué se sorprende este Gobierno de la crisis? Llegó y pensó que la Argentina arrancaba con ellos. Traicionó a todos los sectores, menos a sus amigos que tomaron el Gobierno para una oligarquía. Despreció y atacó a los más vulnerables, reivindicó las historias de protagonistas del pasado oscuro (sucios de sangre), subestimó la inteligencia de una gran mayoría con planteos mediocres desconociendo de qué se trata la política. Fueron todas mentiras, tanto su discurso como su práctica, como si fuese un canto de sirenas (dicha frase se utiliza para señalar un discurso elaborado con palabras agradables y convincentes pero que esconden algún engaño).

Se dejó comandar por un extranjero (Jaime Durán Barba) que puede servir para una campaña pero no para gobernar un país con frases bonitas. Contradictorio como lobo con piel de cordero, lloraba emocionado sobre la deuda histórica de los jubilados cuando les sacó los medicamentos, violó la ley de aumentos automáticos, les hurtó millones, los reprimió, los lastimó, los usó para blanquear dinero de sus amigos y familiares. Hablaba de derechos y conquistas (mal) pero no los mejoró, sino que los sacó.

Mauricio Macri se alejó totalmente de la política entrando en un desgobierno. Sus prácticas son históricas, ya que trajeron muchas complicaciones que las profundizan. Él y la clase política que lo acompaña  eligieron estos caminos con soberbia, sordera y por sobre todas las cosas las mentiras. Siendo una construcción con bases de barro que al primer manguerazo se está cayendo por su fragilidad.

Hablan de déficit culpando a los trabajadores del Estado, mientras que los grupos económicos más concentrados siguen aumentando descaradamente sus riquezas. Luchan por los intereses privados atacando a lo público, en un juego perverso de la economía, porque ni eso manejan.

Hoy los propios y extraños toman distancia. La soledad del poder no es casualidad, es consecuencia. Se profundizan los problemas al recurrir a organismos internacionales como caminos de soluciones. Esto demuestra el aislamiento de la realidad. Ni ellos se creen sus propias mentiras.