Entre lo mucho que pasó durante la noche del martes, entre lo visto y oído, lo nominado y premiado, no habrá disidencia alguna al sostener que la primera edición de Rosario Edita ha significado un reconocimiento dedicado a todas y todos: músicos, productores discográficos, periodistas, locutores, y público; una cadena que hace posible eso que es tan necesario y vital: el disco.

A lo largo de dos horas ‑emitidas por 5Rtv, el canal público de la provincia de Santa Fe‑, el teatro La Comedia se transformó en la sede de un festejo que se asumió como un encuentro tal vez demorado: rostros reconocidos, cultores de géneros musicales diversos, con trayectorias no necesariamente coincidentes, con más o menos años en su haber. El clima, en suma, tuvo que ver con el de una cofradía ahora visible, una preocupación que Guillermo Ríos, secretario de Cultura, esbozó desde sus palabras y voluntad política: de los escenarios y estudios de grabación a un mismo recinto, corolario de un esfuerzo que esa noche tuvo el correlato justo. Los premios Rosario Edita contaron, en ese sentido, con agradecimientos inclusivos, porque los ganadores se sabían ya reconocidos desde la misma inclusión promovida por las categorías.

Rosario Edita surge del esfuerzo mancomunado entre la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad y Radio Universidad Rosario, a través de ese programa radial referente que es "La Canción del País". El repaso anual de las producciones discográficas de la ciudad que la idea de Bernardo Maison propone, terminó por provocar este hito, que espera ahora crecer en los años por venir. Es por eso que el primer reconocimiento de la noche, anunciado por la adecuada dupla que conformaron Patricia Dibert y Leandro Ceruti en la conducción, correspondió a Jorge Fandermole ‑sitio de honor desde donde pensar, justamente, todo un devenir musical‑, con la voz incontenible de la ministra Chiqui González, quien le agradecía, entre tanto, "el litoral". Toda una apreciación.

 

Jorge Fandermole recibió el premio a la trayectoria.

 

A partir de allí, la seguidilla de premios ‑dieciséis en total‑, con intercalados musicales y palabras de apoyo, en formato video. Entre estos últimos Liliana Herrero, Mario Gómez, Juan Carlos Baglietto, Rubén Deicas. Los momentos musicales correspondieron a Rubén Goldín ‑con Van Gogh como musa‑, Gonzalo Aloras, La esencia de la Cumbia ‑que hizo temblar las paredes del teatro‑, Los Bardos ‑ese trío bárbaro que componen Pablo Pino, Nahuel Marquet y Ezequiel Salanitro‑, Elías Rampello, y la resolución hermosa que conformaron EvelinaSanzo y Diego Frenkel para el cierre, con la interpretación de "10.000 KM".

El marco fue, se ve, propicio. Una celebración que evidencia la producción y calidad discográfica impresionante que anida en la ciudad. Para destacar, algunas consideraciones. La Máquina Invisible ganó como Mejor disco de Tango y no pudo contener la sorpresa: "Es nuestra primera producción discográfica real, es un premio importantísimo". Agualuna ganó lo suyo (Mejor Disco de Folklore y Música Latinoamericana) y lo expresó bien: "No pensábamos que nuestro primer disquito iba a tener esta llegada". Así como Keepers (Mejor Disco Hard Rock): "Es nuestro primer disco, independiente, hecho con el presupuesto que había".

De lo señalado se desprende un reconocimiento a quienes recién comienzan así como a una lógica de trabajo en donde la autogestión ‑excepciones más o menos‑ es moneda de cambio habitual. De mismo tenor y de modo radical, ejemplifica lo señalado por La metamorfosis del vampiro (Mejor Disco de Fusión /Experimental/Electrónica): "Lo grabamos en nuestra pieza, por dos pesos", para luego recordar a Piturro Benassi, integrante de Shocklenders, fallecido el año pasado.

La trayectoria histórica, paradigmática, apareció de la mano de Zona 84 (Mejor Disco Hardcore / Punk), cuyos veinticinco años de trabajo avalan un subrayado político que no fue único y circundó el ánimo general: "Este año nos cierra nuestra sala de ensayo, gracias al tarifazo"; además de reclamar por la falta de espacios donde tocar y la necesidad, moción aceptada, de "hacer música para resistir". Esa resistencia se vinculacon las palabras de Degradé (Mejor Disco Pop/Rock/Indie): "Lo bueno de la independencia es que lo hacemos por amor y necesidad, que nadie nos lo quite". Tal como destacó Lesbiano (Mejor Disco Rock Alternativo): "No caemos en el error de pensar que el arte es prescindible".

"Tantos colegas queridos y admirados", decía Franco Luciani (Mejor Disco Solista, sello foráneo) sobre el final, y agregaba: "Hay que seguir con el disco, porque la música, los discos, son irreemplazables. Es un premio que nos merecemos". Fue un comentario redondo.