Si bien fue un encuentro más para la foto que una reunión propiamente dicha, ayer se inauguró la nueva mesa chica del PRO, con la incorporación del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, el presidente de Diputados, Emilio Monzó, y el radical Ernesto Sanz. Todos posaron sonrientes ante las cámaras. En rigor, no fue una reunión de la mesa chica completa dado que no estuvieron ni el presidente Mauricio Macri, ni la gobernadora María Eugenia Vidal ni el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. Así y todo, mientras almorzaban, sus integrantes debatieron sobre los alcances del ajuste que plantea el oficialismo. Surgieron voces que plantearon que, dentro de los recortes, se debe sostener la obra pública. 

Nunca la mesa chica del PRO estuvo tan publicitada. Si bien sus reuniones son habituales los lunes, es algo de lo que hasta hace poco el macrismo no tenía intenciones de hablar. Hasta que ocurrió la crisis cambiaria y se amplificaron las voces que sostenían que la mesa se había cerrado demasiado. De hecho, sus integrantes habían ido quedando reducidos al Presidente, el jefe de Gobierno, la gobernadora y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, con la participación ocasional de sus dos adláteres: Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. 

De los cuatro integrantes de más peso, el único que estuvo ayer en el almuerzo que compartieron en la Quinta de Olivos fue Peña. Según comentaron en la Rosada, el encuentro fue ameno, distendido, muy informal, y se mostró la buena relación entre sus integrantes. Lo que demuestra que el pasado entre Monzó y Peña va quedando atrás. La conversación giró en torno a cómo el oficialismo debe “cerrar filas para apoyar a Macri y convocar a todos al acuerdo nacional para el desarrollo”.

Pese a que el discurso del Presidente giró (casi monotemáticamente) sobre el ajuste fiscal, en el encuentro los integrantes del ala política comentaron que el Gran Acuerdo Nacional no debe quedarse solo en la reducción de déficit. “Vamos a ir por un poquito mas”, sostuvieron las nuevas voces en la mesa chica. Entre otras medidas que plantearon, está el apoyo a la pequeña y mediana empresa en este contexto y también una preocupación por sostener la obra pública algo que, en principio, parece reñido con el recorte acelerado que planteó Macri. “Primero tenemos que ejecutar la obra pública asignada. Y después reforzar con el sistema de Participación Público Privada”, propusieron.

En tanto, los radicales pidieron que el Gobierno observe cuales fueron los “devaluadores” que ganaron con la corrida: entre ellos, los bancos, y el empresariado rural, al que Macri se ocupó de defender en forma acérrima en la conferencia de prensa que daría unas horas más tarde. 

Sanz no estuvo en ese encuentro, pero llegó para la foto final. Se trata de su regreso luego de más de un año de haberse distanciado de las decisiones del Gobierno. Que Sanz aparezca en la foto de la mesa chica y en el lugar del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, marca las tensiones sobre la forma en la que los radicales tienen planteado participar del nuevo armado. Desde el macrismo, informaron que Sanz volvería, pero a las reuniones de coordinación, no a la mesa chica (también llamada “mesa política”). Para este último espacio tenían reservado asientos Cornejo y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, aunque una vez cada 15 días y no todas las semanas. No obstante, como detalló PáginaI12, ambos se excusaron por las responsabilidades de la gestión provincial y lo propusieron a Sanz como reemplazante en la mesa chica. Hasta ahora, el macrismo no aceptó ese cambio y las tensiones se vieron reflejadas en la foto de ayer (está Sanz, que no fue a la reunión de coordinación, pero también está Morales), que el equipo de comunicación se ocupó de difundir: todos sonrientes y conversando en un día de sol en la Quinta de Olivos, después de los últimos días tormentosos.

El enviado de Elisa Carrió a la mesa de coordinación (no a la mesa chica) será el secretario de Fortalecimiento Institucional, Fernando Sánchez, quien no estuvo en la foto de ayer, en señal de que no tendrá un lugar en esa mesa política. De todas formas, Carrió no necesita pedir permiso cuando quiere plantear sus opiniones. 

Con la movida del oficialismo de publicitar la apertura de la cúpula del Gobierno, todavía sigue pendiente la pregunta de cuánto escucharán a los nuevos integrantes: ¿se trata de una ampliación cosmética o Peña perderá parte del poder que concentró a manos de otros integrantes del Gobierno? El correr del tiempo indicará la respuesta.