“La decisión del gobierno nacional de iniciar negociaciones con el Fondo Monetario Internacional no es la consecuencia de errores o impericia en el manejo de la política económica sino de la aplicación de la conocida, y siempre fracasada, receta neoliberal”, se afirma en un documento difundido ayer por “Cristianos para el Tercer Milenio” (CTM), un grupo de católicos integrado, entre otros, por Alicia Pierini, Ángel Bruno, Ana Cafiero, Hernán Patiño Mayer y Rodolfo Brardinelli. En la misma declaración se apoya al obispo Jorge Lugones, presidente de Pastoral Social, quien también se pronunció en contra del acuerdo con el Fondo. CTM es una agrupación que reúne a profesionales, dirigentes políticos, sociales y académicos identificados como católicos pero sin una representación institucional en la Iglesia.

Al criticar la decisión del gobierno de acudir al FMI, los CTM dicen que se trata de una “receta” ante la que el papa Francisco se ha pronunciado señalando que “...algunos todavía defienden las teorías del ‘derrame’, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo”. Según escribió el Papa en Evangelii Gaudium la opinión acerca del “derrame” económico “jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante” y, “mientras tanto –afirma Francisco– los excluidos siguen esperando”.

Días atrás Lugones había asegurado que “cuando sólo se apuesta al protagonismo financiero, creemos que así no hay salida” y en consecuencia, sostuvo el obispo, el regreso al FMI no es “una salida inteligente” dado que “sabemos a lo que aspira”. En el documento, firmado además por Rodolfo Briozzo, José Luis Di Lorenzo, Cristina Domeniconi, Eduardo Casado Sastre, Miguel Estevez Couso y Alicia Ladrón de Guevara, CTM sostiene que “aceptar un préstamo del FMI significa también el abandono de la falsa ‘gradualidad’ en la aplicación del ajuste”.

Para CTM “aceptar un préstamo del FMI significa aceptar las condiciones de política económica que impone y, por lo tanto, significa oficializar que la política quede subordinada a la economía” contradiciendo lo que Francisco ha sostenido en varios foros internacionales en el sentido de que “la política que debe servir a la persona humana (...) no puede ser esclava de la economía y de las finanzas”.

El documento titulado “Hechos y no palabras” finaliza diciendo: “declararnos cristianos nos impone la irrenunciable obligación de defender la vida y el bien común”.