Un nuevo tribunal condenó ayer al policía Raúl Anzoategui a la pena de 8 años de prisión. La sentencia llega después de varias idas y vueltas en el expediente donde Fiscalía y querellantes pedían la pena máxima de 11 años por haber matado, en 2013, de un tiro en la nuca a Gustavo Lares, de 20 años. El acusado fue penado por primera vez en 2016, también a 8 años, por homicidio culposo (sin intención), pero ambas partes apelaron y reclamaron que sea acusado por el delito más gravoso de homicidio doloso. Sin embargo, la Cámara Penal sostuvo la figura penal de culposo y ordenó que se conforme un nuevo tribunal para rediscutir la pena. "Una hora antes de que lo maten, este pibe estaba durmiendo en su casa", lamentaron los querellantes por el Centro de Atención Judicial (CAJ).

La mañana del 6 de junio de 2013, el joven quedó tendido con medio cuerpo sumergido en el arroyo Ludueña y una bala alojada en la boca. El suboficial Raúl Anzoátegui no fue detenido aquel día, sino cuando las pericias desmintieron que Lares hubiera estado armado, como justificó el agente. Su arma fue la única que disparó dos veces.

El balazo le puso fin a la corrida de Gustavo, que estaba en su casa cuando a las 10 de la mañana llegaron policías a buscar a su hermano y una moto con pedido de captura. Gustavo se asustó y salió corriendo por los techos de la casa, pero dos agentes corrieron tras él. En la trayectoria se trenzó en pelea con un vecino, hasta que rodaron al arroyo Ludueña. Gustavo intentó seguir corriendo pero recibió el impacto fatal.