En el Gobierno salieron a explicar la decisión de ascender al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, a coordinador de nueve ministerios de un gabinete económico ampliado. El encargado de responder con una sonrisa a pruebas de bala fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña, al que algunos ven como uno de los perjudicados con la decisión, dado que pierden ese rol de coordinadores sus dos adláteres Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. “No se habla de un superministro”, le bajó el precio el ministro coordinador. “No planteamos pérdidas y derrotas: planteamos trabajo en equipo, que se va a seguir reforzando”, esquivó Peña, en una nueva versión de “ni vencedores ni vencidos”.

El cambio en el gabinete dejó múltiples lecturas entre los funcionarios. Están los que consideran que es un claro pase de factura a Quintana y a Lopetegui por su rol en la crisis cambiaria, dado que el ascenso de Dujovne les va recortando funciones. Otros consideran que el esquema de poder en torno al presidente Mauricio Macri sigue inalterado y que Dujovne será solo el encargado de llevar las malas noticias y aplicar el ajuste. Y hasta hay quien dice que las críticas a Quintana provienen de una campaña orquestada por los grandes laboratorios (ver aparte).

Conspiraciones aparte, no hay discusión sobre cuál es el objetivo de fondo: la misión principal de Dujovne en su nuevo rol será reducir en forma acelerada el déficit fiscal y encargarse de que los nueve ministerios a su cargo poden y poden. Entre las carteras que cayeron bajo su égida están e Finanzas, Producción, Agroindustria, Energía, Transporte, Trabajo, Interior, Turismo y Modernización. También llevará la relación con el Banco Central. Su nuevo rol se suma a la incorporación a la mesa chica del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó; del ministro de Interior, Rogelio Frigerio, y del radical Ernesto Sanz. “Dujovne se ocupa de la economía y Monzó y Frigerio, de la política”, lo resumían en algunos despachos de Balcarce 50. 

Peña, en tanto, dio la versión oficial de la reestructuración del Gabinete en la jornada anual de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham), que se titulaba “El futuro de los negocios en América”: “La tarea de Nicolás Dujovne en el Ministerio de Hacienda tiene que ver centralmente con lograr la cuestión del crecimiento, el desarrollo y de ese equilibrio general que necesita nuestra economía”. El jefe de Gabinete enfatizó que su rol será central en la negociación con el FMI. “Es una negociación muy importante para el futuro del país. No van resolver nuestros problemas pero tampoco los van a agravar: no hay conspiraciones mundiales tratando de perjudicarnos”, indicó. 

Sobre el nuevo rol de Dujovne, insistió con no plantear “pérdidas o derrotas” dentro del Gabinete para aquellos que pierden funciones con este cambio. Cuando le preguntaron por Quintana y Lopetegui, se limitó a decir: “Siguen siendo los vicejefes que tienen a cargo la coordinación del Gobierno”. Esa lectura ambigua de los cambios en el gabinete, que parece tener que ver con no generar heridos internos mientras se mandan señales a “los mercados”, seguramente continúe en la reunión que Dujovne encabezará hoy con los nueve ministros que debe coordinar. Algunos no parecen tener planeado reconocerlo como un superior.  

De los nueve, varios salieron a respaldarlo, como el ministro de Finanzas, Luis Caputo (que originalmente había conseguido su propio ministerio para no depender de Dujovne): “Es absolutamente razonable y bienvenido. Es el que coordina el presupuesto y es naturalmente la persona que tiene que estar en contacto con todos los ministros”, se limitó a decir. Guillermo Dietrich, de Transporte, estuvo más efusivo: “Lo veo en forma positiva. Sentarse a discutir en una mesa la baja del gasto, coordinados por quien tiene la responsabilidad del cumplimiento del Presupuesto, es muy bueno”. Peña, en tanto, no adjetivó, salvo para decir que no será “un superministro”.