“En febrero la bolsa de harina costaba 210 y hoy está entre 750 y 800 pesos”, indicó ayer el presidente Centro de Industriales Panaderos del Oeste bonaerense, Rodolfo Silva. Si ese incremento se trasladara a las panaderías el kilo de pan debiera oscilar entre los 80 y 90 pesos, aunque reconoció que no es posible aumentar el pan casi un 300 por ciento porque las ventas caerían de manera significativa. 

“Vendo el kilo de pan a 50 pesos y estoy ubicado sobre una avenida, pero hay colegas que en los barrios lo tienen a 35 pesos para poder vender”, aseguró. “Yo no puedo aumentar más. Si aumento no vendo y si vendo no pago los costos de la producción”, explicó el comerciante que fue uno de los organizadores del “Panazo” que hace un mes se realizó frente al Congreso y en el que varios panaderos regalaron 7 mil kilos de ese producto para visibilizar la crisis en ese sector.

Las subas en las materias primas, acelerada por la devaluación del peso, no es lo único que los acecha. El panadero también puso el foco en la suba de tarifas. “Si sube solo la luz, uno podría decir ‘bueno, aumento un poco el precio del pan’. Pero aumenta también el gas, los impuestos, el alquiler, la harina, la levadura, el mejorador del producto... Uno pierde el control del negocio”, reconoció.

Según Silva, una de las soluciones es que el Gobierno “se siente con los productores molineros” para establecer “al menos un precio fijo interno” de la materia prima básica. “Creemos que ese precio de la bolsa de harina debe ser de entre 300 y 350 pesos para que el panadero pueda comprar y pagar la luz cara, el gas caro, el alquiler caro y el resto de las materias primas caras”, explicó.