Hace 20 años, en el mismo lugar bajo otro nombre, la escritora Angélica Gorodischer inauguraba el primer Encuentro Internacional de Escritoras. El viernes, pero en otro lugar de la ciudad, la Avenida Pellegrini era un río de peregrinos regresando del Te Deum del 25 de mayo. Otra multitud, con ideales más modernos, fluía hacia el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa para rendir homenaje a "Angélica" (así, sin apellido), quien puso a Rosario en el mapa de la galaxia Gutemberg para tres generaciones de lectores. Coordinó tres ediciones del Encuentro Internacional de Escritoras en el entonces Centro Cultural Bernardino Rivadavia; la última, en plena crisis del 2002. Y encima se quedó en la ciudad, viviendo en su barrio, como "el Negro" en el norte, ella en el sur; por eso es "la Goro" y Ciudadana ilustre.

Quienes crean que el feminismo empezó el año pasado, no tienen más que escuchar a esta "mujer y escritora", quien "con más de 50 años de experiencia en el campo literario, ha explorado y ampliado las posibilidades expresivas del cuento y la novela", como se la presentó el viernes 25 luego de la inauguración oficial de la Feria del Libro.

En dos meses ella va a cumplir 90 años y conserva su encantador humor, con el que deleitó al público a sala llena en la recobrada Feria del Libro. Tras los discursos oficiales en la explanada donde la intendenta Mónica Fein, el gobernador Miguel Lifschitz y el presidente de la Fundación El Libro, Martín Grammelspracher, celebraron la recuperación de un evento diez años perdido, la masa atravesó el ingreso, decorado con libros unidos por la dinámica de la tensegridad.

Luego el auditorio se convirtió en un capítulo de "Alicia en el País de la Maravillas". Sólo faltaron el té y el sombrero. Los dos contertulios eran autores rosarinos. Patricia Suárez es una reconocida dramaturga, periodista y narradora nacida en 1968 y radicada en Buenos Aires. Y Lisandro Murray, nacido en 1982, fue hasta hace poco vecino de los Gorodischer en el barrio que retrata en su libro "Sonderzeit", editado en 2011 con su propio sello artesanal Soquete Terrorista, que también publica ciencia ficción nacional. Desde la radio popular Che Guevara, Lisandro Murray conduce la edición del martes "EnREDdando las mañanas", noticiero federal de la Red Nacional De Medios Alternativos.

También los unió la tensegridad, esa palabra inventada por el arquitecto Buckminster Fuller que combina tensión e integridad. Luego de un convencional gesto de cortesía de los organizadores, el más joven de los tres abrió el panel con una queja: "¿Cómo a las dos mujeres les daban ramos de flores y a él un libro? ¿Cómo era posible semejante discriminación de género en estos tiempos de lucha por el feminismo, y en presencia de Angélica, una representante de esa lucha".

Patricia Suárez recordó con gratitud aquellos Encuentros de Escritoras, a fines del siglo pasado y comienzos de este, en los que Angélica Gorodischer convocaba a autoras del mundo, ella entre ellas. Le agradeció la presentación de su primer libro, "Aparte del principio de la realidad", que fue premiado y publicado por la Editorial Municipal de Rosario en 1998: "Un lujo", dijo. Y resaltó la fortaleza de los personajes femeninos de su obra. Una obra con mujeres fuertes, que se salen con la suya. Cabe señalar que también en la obra de Patricia aparecen estas figuras, sobre todo en relación con la trata de personas en Rosario, cuestión que ambas abordaron desde el punto de vista femenino: Gorodischer en "Fábula de la virgen y el bombero" (Ediciones de la Flor, 1993) y Suárez en su trilogía "Las polacas".

"Yo soy feminista", declaró Angélica Gorodischer. "Me decían: ¿Vos sos feminista?" ¡Entonces odiás a los hombres!". "Nooo, qué los voy a odiar, a mí me gustan los hombres, me gustan muchísimo". "Bueno, tranquilizate", remató, disparando la carcajada cómplice del público.

"Yo estoy con mis congéneres, y además mis congéneres aceptaron con mucho gusto mi salida a la palestra", continuó. "En general, los personajes femeninos de las novelas terminan o suicidadas o borrachas tiradas en la calle o muertas no sé cómo...termina todo en la cosa siniestra... ¡no, si hay un montón de mujeres que logran sus metas!".

Una de esas mujeres fue su madre, la poeta María Angélica Junquet de Arcal (Rosario 1905‑1975), autora entre otras obras de "Romances de Santa Fe" (1937) y cuya biografía escribió la hija.

Murray, editor de un libro de Gorodischer titulado "Piedras como estrellas", les reprochó al presidente de la cámara del libro y a Mónica Fein el que sus propios libros (tanto los escritos como los editados por él) no estuvieran en la Feria por carecer de ISBN.

"¿Es necesario?", preguntó Murray. "Sí", exclamó Suárez. "¿Por qué?" "Porque eso les da una existencia oficial a los libros", explicó Gorodischer. "Pero Angélica, tengo mis libros ahí en la mochila, ¿entonces no existen?". "Buena pregunta, tendríamos que hacer un debate sobre eso", ironizó Gorodischer. "Es como si estuvieran en un limbo interdimensional: los libros‑gato de Schrödinger", fantaseó Murray, confeso lector de la saga "Trafalgar" y de la novela "Doquier" pero cuyo padre no leía a su propia vecina, aunque la saludaba. Aludía al experimento imaginario con que Erwin Schrödinger ilustró el principio de incertidumbre, cuando la ciencia se puso a hacer ciencia ficción.

"Y ahí la miro a Mónica (Fein) y al presidente de la Cámara del Libro y le digo: "Moni, tendríamos que hacer una feria para libros del limbo". Y el secretario de Cultura (Guillermo Ríos) salta y dice: "Ya hay, está la FER". Y le respondo: "Disculpame, pero la FER está feriando en el segundo piso y a mí no me dejan por no tener ISBN", recordó ayer Murray, irreverente. "La gente se mataba de risa", rió.