La flamante Plaza de Mayo inaugurada este martes ya está dando problemas en un flanco inesperado. En medio de la fuerte tormenta de la madrugada del miércoles comenzó a circular un video, oscuro y borroso, que con su audio contaba la historia: se escuchaba como si alguien grabara una ducha abierta o una canilla de gran caudal. Era una gotera nueva en la entrada del Museo de la Casa Rosada, sobre el lado de Hipólito Irigoyen. El museo, que es casi enteramente subterráneo, suele tener filtraciones y goteras, pero nunca algo de este caudal. La única explicación que encontraron los preocupados empleados del museo es que las obras de remodelación los alcanzaron a ellos con canteros y árboles. Alguien se debe haber olvidado de impermeabilizarlos.

La tormenta del miércoles fue particularmente violenta, de las que ponen a prueba los techos. El museo presidencial está acostumbrado a estas preocupaciones porque está instalado en los sótanos de la Aduana de Taylor, el edificio circular demolido a fines del siglo 19 y tapado por décadas por la Plaza Colón, justo atrás de la Casa Rosada. El actual museo es resultado de la excavación y rescate arqueológico de los viejos depósitos subterráneos de esta Aduana histórica. Sin embargo, la situación era estable y raramente llegaba a preocupar, más allá de humedades y goteos.

Lo del miércoles fue diferente por la cantidad de agua que entraba y la velocidad con que chorreaba. La filtración no estaba a la vista y el flujo era a través de una pared antigua, lo que da una idea del caudal. Desde las últimas tormentas de esta primavera lluviosa, lo único que cambió fue la repavimentación de la vereda de esa cuadra de Hipólito Irigoyen y la creación de un largo cantero con plantitas y unos árboles jóvenes con guías. Estas excavaciones ya habían preocupado en el museo, pero no se detuvieron.

La suerte, si es que cabe la palabra, es que este nuevo problema está cerca de la entrada y no afectó ninguna de las galerías donde se guardan objetos históricos o artísticos de los presidentes argentinos.