“Vengo de Rosario, una ciudad donde no mueren mujeres por aborto desde 2012. Eso no fue un milagro, sino el resultado de políticas públicas que impulsaron y reclamaron organizaciones de mujeres. Antes, hubo muertas”, dijo Sonia Tessa, redactora de RosarioI12 convocada para dar su opinión en el plenario de Comisiones. “Todavía las hay en todo el país porque  –más allá del esfuerzo para relativizar los datos que vienen haciendo los sectores que quieren mantener la penalización–, las estadísticas demuestran que hay entre 350 mil y 500 mil abortos por año. Es una evidencia: todas y todos conocemos a alguien que abortó. Es cierto que el número de fallecidas descendió. Como ya se ha dicho, fue consecuencia de la activa movilización de las mujeres para hacer efectivo el aborto legal por causales vigentes desde 1921 y también del misoprostol, del que nos apropiamos las mujeres para salvar nuestras vidas. Cada muerta por aborto clandestino, cada una con su historia y sus proyectos truncos, es una vergüenza para la democracia argentina. Demuestra que la mitad de la población es tutelada, sólo como aparatos reproductivos y no como ciudadanas. Porque legalizar el aborto es reconocernos como personas autónomas y libres. Es especialmente conmovedor que acá, en este ámbito, muchas mujeres hayan podido decir ‘Yo Aborté’. Es la experiencia que se escuchó en estas audiencias lo que retumba por encima de los sólidos argumentos científicos que también se escucharon.”