En 2015, el dibujante Ricardo Siri Liniers tomó a su popular personaje, Enriqueta, para hacer un dibujo que se volvió emblemático: la pequeña con los ojos cerrados, un puño en alto y encima el lema “# Ni UnaMenos”. En la marcha de ayer no se vio tanto a Enriqueta, pero muchas jóvenes llevaron carteles de lo más diversos. Esta vez, a las frases en contra del femicidio y el machismo se sumó con fuerza el pedido por la legalización del aborto.

“Que ser madre no sea una obligación #abortolegal”, decía el cartel que sostenía Mary, de Burzaco, que llevó a la marcha a sus dos nietas, Candela y Lara, de 17 y 11 años, respectivamente. Todas tenían en su cuello el pañuelo de la Campaña por el Aborto “Vengo en apoyo a ellas. Son adolescentes y yo quiero un futuro mejor para ellas, no quiero que corran riesgos de nada”, sostuvo la mujer. Lara, parada a su lado, tenía otro cartón con la frase “Que haber nacido no sea una condena #libresnosqueremos”.

Cerca de ellas, dos adolescentes posaron para una foto. El pañuelo verde les tapaba la cara, una usaba un gorro de lana y tenía pintado un símbolo de Venus alrededor de su ojo derecho, la otra tenía el pelo violeta. Ambas mostraban su letrero: “Sobrevivir el aborto es un privilegio de clase”. Cuando la fotógrafa les preguntó por qué estaban ahí, la chica de pelo violeta contestó: “Porque estamos hartas de que nos maten. Tenemos miedo”.

Lourdes tiene 15 años y es su primera marcha de NiUnaMenos. En su afiche, cubierto en plástico para protegerlo de la lluvia, dibujó una silueta que contenía, entre otros, los nombres de Erica Soriano, Carla Figueroa, Verónica Vázquez y Lucía Pérez. “Quería mostrar todas las mujeres que fuimos perdiendo en 2017 y 2018. Quizás había algunas en la marcha del año pasado y hoy ya no están”, reflexionó, acompañada por su madre y dos amigas.

Cerca del centro de la Plaza de Mayo había un grupo de chicas con uniformes de colegio privado. Todas usaban pañuelos verdes y los labios pintados de violeta. “Marcho para que mañana no marchen”, escribieron sobre una cartulina blanca.

A medida que se avanzaba por Avenida de Mayo, se veían más columnas de organizaciones políticas y sociales, aunque las adolescentes y sus pañuelos verdes iban de un lado para otro como hormigas. “No es el largo de mi pollera, es lo corto de tus ideas”, decía el cartel de una que, además, dibujó una mujer en minifalda. Con una idea similar, otra chica escribió: “No fue la ropa, no fue el lugar, fue un machito patriarcal”.

Otros carteles hacían referencia al debate que hay en el Congreso sobre la legalización del aborto: “Misoprostol para no morir”, “Legalizar el aborto no es una cuestión moral, sino de salud pública”, “No son provida, son pro aborto clandestino”.

Manuel es alumno del Irurtia y tiene 17 años. Tiene el pelo decolorado con mechas violetas y brillo verde en las mejillas. Su cartel está hecho sobre dos hojas apaisadas y se lee en violeta “Por la liberación de todos los cuerpos”. Debajo de la frase está la mitad de un rostro humano unido a la mitad de la cabeza de una vaca. “Primero fui feminista y a medida que me fui metiendo vi la relación entre las opresiones patriarcales y especistas”. Ayudado por su madre, militante feminista, llegó al libro “La política sexual de la carne”, de Carol Adams. Manuel explicó que el feminismo antiespecista plantea que tanto las mujeres como los animales, en tanto seres que sienten y sufren, son iguales y ambos sufren maltratos y opresión.

Los amigos y familiares de Marcela Coronel formaban un grupo de cerca de treinta personas, todas con su foto colgando del cuello y pidiendo justicia. Coronel, enfermera del Hospital Italiano, fue asesinada el 28 de mayo en su casa de la localidad bonaerense de Longchamps. El único imputado es su marido, Gabriel Guevara. El grupo estaba en silencio, triste y los fotógrafos se agolparon para sacarles fotos. “Hacemos esto por Marce y por su hija”, dijo Lorena Coronel, hermana de la víctima, a PáginaI12.

Los integrantes del Frente Popular Darío Santillán hicieron una guirnalda con siluetas negras. Cada una tenía escrito en blanco el nombre y la fecha de víctimas de femicidios: Wanda Taddei, Araceli Fulles, Candela Rodríguez, Chiara Páez y Melina Romero, entre otras.

Una chica que pasaba entre la gente para sacar fotos tenía una hoja dentro de un folio que ató a su mochila con un hilo blanco. “Anahí Benítez presente”, decía. El pedido de justicia por Anahí, asesinada y violada en agosto del año pasado, también lo llevó otra chica con una hilera de brillos violetas sobre las cejas con un volante que mostraba la cara de la víctima de 16 años.

Los reclamos de las mujeres trans también tuvieron lugar en la masiva movilización. El grupo “Infancias libres”, llevó una bandera que exigía “infancias trans sin violencia ni discriminación” que ocupaba casi todo el ancho de la avenida. Era un grupo de mujeres cerca de los treinta años que tenían otros carteles más pequeños que afirmaban: “Ni un varón más muerto por aborto clandestino”; “Mi hija es trans. La quiero viva”; “Vivxs lxs queremos”. No faltó el pedido de justicia por el travesticidio de Diana Sacayán, activista asesinada en octubre de 2015. El juicio para esclarecer el caso recién comenzó en marzo de este año.

Una señora tenía un cartel verde en su espalda en el que aparecían dos mujeres con pañuelos verdes, una levantaba  su puño izquierdo. “Toda sororidad es política”. En una línea similar, otra mujer escribió sobre una cartulina “Sororidad como mayor arma”.

El colectivo NiUnaMenos formó su columna a la altura de la calle Maipú. La bandera principal tenía la consigna de la convocatoria: “Libres, vivas y desendeudadas nos queremos”, en referencia al acuerdo que el Gobierno Nacional firmará con el FMI.

En una senda peatonal a la altura de Suipacha, una chica está haciendo grafitis sobre las rayas blancas. Con una radiografía cortada y aerosol verde pintó “Viva la Pepa!!NiUnaTortaMenos”. A pesar del frío y la lluvia, Martina Pérez envolvió su torso en bolsas de consorcio que pegó con cinta de papel. En el frente del vestido puso una hoja sobre la que escribió con marcador “No quiero terminar acá adentro”.

Informe: Ludmila Ferrer.

 

Dafne Gentinetta

 

Dafne Gentinetta