En el universo pendular de Gabo Ferro, hay más espacio para la buena química de un dúo que para el glifosato musical del solipsismo, está claro. Así lo ha demostrado al menos en tres discos. En El hambre y las ganas de comer, donde la alquimia fue con Pablo Ramos, y funcionó. En el excelente El veneno de los milagros, cuya fusión lo encontró con Luciana Jury, gran voz. Y en el más reciente El agua del espejo, que mezcló al cantautor con otro de los suyos: Juan Carlos Tolosa. Suma que suma, entonces: el también historiador y poeta vio que podía ser (muy) posible unirse a alguien que venía no solo del cuelgue stoner (en tanto guitarrista y fundador de Natas y Ararat), sino también del diseño gráfico, de la producción de ciclos musicales, y de un presente que lo encuentra entre el camino solista y una banda nueva: Soldati. Ese alguien es Sergio Chotsourian. “Hace un año aproximadamente hablamos con Gabo, pero más que nada fue por mutua admiración. Nos juntamos a tomar unas tazas de té y, al rato, ya estábamos, criollas en mano, tocando “Cruz del sur invertida”, la primera canción del disco”, dice el hombre.

El disco que ambos acaban de publicar, y que presentarán este viernes a las 21 en la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131), se llama Entre ladrones y pecadores de la pampa Argentina y su origen hay que buscarlo en una alquimia entre vida y música. “Esto se dio porque nos unió la vida. Y de ahí una amistad, un respeto, unas ganas de transitar caminos juntos, el espejo que vimos en el otro y la música y la poesía. Y la necesidad, al mismo tiempo, de decir y hacer sonar juntos este disco, estas historias que se gestaron en pocas semanas, casi como un suspiro en cada encuentro”, se extiende Sergio Ch. Para Gabo, en cambio, la amplitud histórica que da origen al dúo es mucho mayor. “Probablemente esto nació hace dos décadas, pero se hizo carne de dos años. Por mi parte, luego de escuchar 1974, el primer disco solista de Sergio, y verlo como un eslabón entre su universo, el mío y otros tantos más”, evoca Ferro, que le endilga el primer contacto personal al ex Natas, y su devenir a los dos. “Después de derribar timideces y formalidades fuimos a las guitarras. Y ahí llegó la música antes que las palabras. En ese primer encuentro surge ‘Cruz del Sur’, sin mediar palabra. Es la apertura del duelo amoroso, del encuentro a la distancia de la palabra que llegará recién para marcar nuestro paisaje en la canción siguiente, ‘Corona de caranchos’”.

Y así sucede con una catarata de canciones que embisten duro contra cualquier género que se le plante, con la sola asistencia de guitarra y voz. La primera de ellas (“Cruz del sur”) es definida por Gabo como una mirada al cielo del escenario que vendrá. El de la mencionada “Corona de Caranchos”, como un fresco del hombre suburbano --o urbano-- que se retira para que la naturaleza se lo arrebate de la propia cultura. “El hombre que se ofrenda a sí mismo”, define el vate, que relata en su particular forma las esencias del cancionero que sigue. “Qué parte de mí”, por caso, resulta una especie de ruleta rusa “melódica semántica”, que parte de lo que dejamos en cada encuentro o desencuentro. O “La tierra, los ríos”, descripta figuradamente como ácido en el agua y en la tierra para pensar el paisaje folclórico tradicional. “Ríos fundidos flotantes con el hombre lejos y la naturaleza alterada”, se inspira Ferro.   

--Se ha pretendido presentar este dúo como algo “inesperado” ¿Hasta qué punto es así?

Gabo Ferro: --Si te quedás en la cáscara de las cosas esto sería imposible, claro, pero quien rasque la superficie de nuestros trabajos, tanto en Natas como en mí trabajo en soledad, se verá una filiación estructural que nos hermana. 

Sergio Chotsourian: --Estas situaciones de la vida cada vez me sorprenden menos, y cada vez me alegran más. Digo, porque creo en que las cosas y los encuentros están destinados antes de nacer. Desde lo más profundo del ser nace el deseo, después la paciencia y, si todo sigue su camino sin que la mente interfiera, este tipo de cosas suceden de la manera mas maravillosa, sin esperar ningún resultado. Aparecen para sorprendernos y enseñarnos. Y así poder compartir y compartirlas. Creo que todo encuentro musical en el que haya amistad y respeto me cae bien

--Voz y guitarra pelada. ¿Por qué este perfil austero, minimal?

S.Ch.: --Porque la estética va en función de la música, y en este caso estas canciones pidieron pocos elementos. Así es como con las dos voces, las dos guitarras criollas y un arreglo extra por tema se pudo definir el concepto por sí mismo, con mucha fuerza, crudeza y logrando un audio pesado, un lenguaje directo y honesto. Un simbolismo muy transparente, al cabo.

G.F.: --Sí, así se fue mostrando. Nuestro territorio y nuestra historia, dos hombres solos que se encuentran, el duelo, la fraternidad, el asumir el riesgo de contarse su propia historia singular y colectiva en estas pampas nuestras, en estos tiempos nuestros pasados y contemporáneos. La tradición decimonónica y el siglo XX, el gaucho solo, la payada, la guitarra, la palabra, el rock porteño de los 70s, “El buzo” en Triángulo de Pappo´s Blues y tantísimo más. 

--El título, dado lo que afirma Gabo, no es obra de la casualidad. No es magia.

S.Ch.: --Yo quería un titulo largo y difícil de recordar (risas), y creo que este alude a las vivencias de los habitantes de esta tierra argentina, al desarraigo del deseo y el encuentro con lo real. También al paso del tiempo y las adversidades, a la derrota y la victoria; a los que pueden y los que no. Y a los que obran por el bien común o el mal ajeno. A los trabajadores y a los que se aprovechan del destino del otro. Todo.

--Todo, sí, pero dicho a través de la fórmula “menos es más”.

G.F.: --El grado cero es la nada, o su pretensión, al menos... ¡y pulsar una cuerda desde ahí es un bombazo! Y un susurro, un huracán... el reglamento del honor en el duelo es un cuerpo, un arma y sus efectos, nosotros, guitarra, nuestras voces y nuestras literaturas como efecto de todo nuestro camino. La gente que venga al Konex, resumo, se va a encontrar con un disco de sangre, carne y hueso.