El mundo posó sus ojos en el encuentro entre el presidente norteamericano, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, cuyo inicio se dio con un apretón de manos a las 9 de hoy en Singapur (a las 22 de ayer en Argentina). Ambos líderes ingresaron al salón del hotel Capella por lados opuestos y tomaron asiento en un escenario adornado con banderas de Estados Unidos y Corea del Norte. Sentados uno al lado de otro, dieron un minuto para que la prensa tomara las fotografías pertinentes. “Tendremos una relación excelente, no tengo dudas”, dijo Trump, muy serio a los periodistas, mientras el líder norcoreano sonreía ante las cámaras. “Las viejas prácticas y los prejuicios nos perjudicaron, pero los vencimos a todos y hoy estamos aquí”, destacó por su parte Kim.

Posteriormente, ambos se aprestaron a sostener las conversaciones privadas, que eran solo presenciadas por sus respectivos traductores, y cuya duración se estimaba entre 45 minutos y dos horas (transcurrían al cierre de esta edición). Al término de las mismas, se iban a incorporar al diálogo funcionarios de las dos delegaciones.

Horas antes, Trump tuiteó que “es genial estar en Singapur, el entusiasmo está en el aire!” y luego se reunió con el primer ministro del país anfitrión, Lee Hsien Loong. En la reunión, Trump recibió una torta como obsequio adelantado por su cumpleaños –es el jueves y cumple 72– según una foto que publicó en Facebook el ministro de Asuntos Exteriores de la ciudad-Estado, Vivian Balakrishnan, en la que se ve al mandatario con el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el jefe de gabinete, John Kelly.

En cambio, Kim, rodeado de 40 hombres de seguridad, salió de su hotel para un paseo nocturno por la ciudad, acompañado por su hermana, Kim Yo-jong, y el vicepresidente del Partido de los Trabajadores a cargo de los asuntos internacionales, Ri Su-yong.

En su gira, recorrió los principales lugares turísticos de Singapur y se tomó selfies junto al canciller Balakrishnan en un jardín lleno de flores y un puente, mientras las cámaras le seguían por el centro de la ciudad-estado del sureste asiático.

Los que sí estuvieron ultimando detalles de la cumbre fueron las delegaciones de ambos países, encabezadas por Sung Kim, actual embajador estadounidense en Filipinas y que lo fue antes en Corea del Sur, y el vicecanciller norcoreano, Choe Son-hui. 

Pompeo, que ofició de vocero de Estados Unidos, dijo a la prensa que las negociaciones avanzaban “incluso más rápido de lo que habíamos anticipado”.

Las pretensiones vienen de los dos lados, ya que Kim –que asegura tener misiles de largo alcance que podrían transportar cabezas atómicas hasta territorio estadounidense– está interesado en que se levanten las sanciones económicas que afectan gravemente a su país, aislado internacionalmente. Para él, que por primera vez realiza un viaje tan largo al extranjero como líder de su país, la mera celebración de la cumbre es un éxito diplomático. 

Estados Unidos, potencia atómica hace décadas, aspira a “la completa, verificable e irreversible desnuclearización de la península coreana”, según definió ayer Pompeo. 

El método y los plazos del desarme de Corea del Norte son sin duda el principal escollo de las negociaciones.

Otro tema será la firma de un tratado de paz entre Corea del Norte y Corea del Sur, que técnicamente siguen en guerra ya que al final de la contienda hace más de seis décadas sólo firmaron un armisticio.

Pompeo bajó el tono de las expectativas y sostuvo que es sólo el inicio de un proceso. “Estas conversaciones establecerán un marco para el difícil trabajo que vendrá después”, recalcó y volvió a decir que esta cumbre es el primer paso. 

“Es posible que se firme un documento pero tendrá que haber más”, subrayó y agregó: “Hay mucho trabajo por hacer”. 

Además, Pompeo dejó abierta la posibilidad de retirar las tropas estadounidenses en Corea del Sur y dijo que su país está dispuesto a tomar medidas sin precedentes que ninguna otra administración estuvo dispuesta a asumir. 

En tanto, la prensa oficialista norcoreana habló de una “nueva era” en las relaciones bilaterales y señaló que los temas de la cumbre serán “la construcción de una paz permanente” y “la implementación de la desnuclearización en la península coreana”.