El patio de la Facultad de Humanidades desbordó, desde muy temprano llegaron chicas y algunos chicos con mantas, todos preparados para pasar una noche histórica. Las organizadoras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto salieron a buscar de urgencia más televisores. La tarde fría se entibió ayer en Entre Ríos entre Córdoba y Santa Fe. Las miles que no habían podido viajar a Buenos Aires se agolpaban en los pasillos y las aulas. En tanto, a primera hora de la mañana habían salido alrededor de 35 de colectivos repletos al Congreso Nacional. Allá, en la capital federal, las que viajaron tenían dificultades para circular: en la mitad de la plaza destinada a quienes están a favor del aborto no cabía un alfiler. Dentro del recinto, eran casi las cuatro de la tarde cuando Alejandra Rodenas tomó la palabra y emocionó con su alegato a favor de la legalización. Del bloque Nuevo Espacio Santafesino, la legisladora relató la historia de Julia, una niña de 16 años que murió por un aborto clandestino, una situación que le tocó abordar cuando era jueza penal. "Evitar la sangre, evitar la muerte y evitar la clandestinidad. Por Julia, señor presidente, y por todas las Julias que me tocó vivir siendo jueza, y por todas las Julias de la República Argentina", dijo, con la voz quebrada.

En un discurso vibrante, Rodenas afirmó que "la culpa es de un estado que elige penalizar cuando podría legalizar. La culpa es de un estado que elige la clandestinidad y elige que la clandestinidad se haya naturalizado, de un estado que distorsiona sus objetivos". Minutos antes, Contigiani había hablado, también al borde de las lágrimas, pero en sentido contrario. "Reivindico la conciencia", dijo el diputado electo por el Frente Progresista Cívico y Social. "Nos tiene que llevar a defender la individualidad y salir de la ecuación falsa. Yo creo que hay dos vidas totalmente individualizadas, diferentes, y que tenemos que defender", expresó para defender su posición contraria a la legalización.

Otro diputado santafesino que habló ayer temprano fue Alejandro Ramos, de Primero Argentina. "El que no quiera tener presiones que no sea dirigente político. Acá se discuten y se defienden intereses", afirmó el legislador peronista, quien aseguró que ya tenía definido su voto a favor de la legalización. "La tuve siempre muy clara a mi postura, no quise generar discusiones entre los propios compañeros, y hoy estamos acá dando la propia posición, y por supuesto acompañando este proyecto. No me pueden decir que no estoy a favor de la vida, estoy a favor de una patria grande que incluya a todos los argentinos. Necesitamos una ley nueva que defienda los intereses de las mujeres", dijo Ramos.

Mientras terminaba de hablar Ramos, en Humanidades se armaba el Pañuelazo. "Aborto legal para no morir, anticonceptivos para no abortar", gritaban las cientos de personas que desbordaban la Facultad. "Para mí que va a salir la media sanción --aventuró Emma, una de tantas--. Más que nada yo creo que es importante para que paren las muertes". Estudiantes de segundo o tercer año de la escuela secundaria, universitarias, todas juntas. "Queremos que el aborto sea legal porque es un derecho que tienen que tener todas las mujeres, porque el aborto se hace, sea clandestino o legal, pero lo óptimo sería que sea legal, en un lugar donde nos sintamos contenidas, en un lugar humano. No se trata de estar en contra de la vida sino a favor de un derecho que nos pertenece como mujeres y como gestantes. Que sea un deseo ser madres, no una imposición simplemente por tener vientre", arguyó Dana.

En Buenos Aires, mientras las jóvenes llevaban sus pañuelos con orgullo y se pintaban la cara con glitter, las históricas se llenaban los ojos al recorrer la plaza verde. "Estamos abrazándonos una y mil veces con cada compañera que nos encontramos, después de más de una década de militancia y con los recuerdos de la soledad con la que empezamos esta lucha", relató la diputada provincial de Igualdad, Silvia Augsburger, que fue -como legisladora nacional- la primera firmante del primero de los siete proyectos presentados por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. "Ni los sueños más optimistas nos hacían pensar esta plaza llena de mujeres pintadas de verde", dijo Ausburger.