129 afirmativo, 125 negativo. Una abstención. Escalofríos recorren mi espalda. Me asaltan las lágrimas. Sé que a muchas les pasa lo mismo. No estamos solas. No llegamos de a una a este momento histórico, aunque cada una lleva en su piel sus propias razones.

Son otros tiempos. A mí me tomó mucho entender cómo era todo. Y no es que no me hubieran pasado las mismas cosas que a tantas (aborto clandestino, abuso y acosos sexuales) pero eran otros tiempos y otros ámbitos. Había que callar, había que hacer como que no pasaba nada, había que evitar confrontaciones, había que seguir adelante porque las cosas importantes eran otras. Tuve que ser madre para hacerme feminista, mis hijos lo hicieron, me hicieron reconocer un pasado de violencias múltiples. Y para ellos, los dos varones, quiero también este mundo feminista.

El día impensado hace no tanto tiempo llegó porque lo hicimos entre muchas. Las mujeres hoy somos más libres, más dueñas de nosotras mismas.  La media sanción nos acerca cada vez más a acabar con el último resabio de opresión a las mujeres.

Hace poco más de tres años, pensar en llenar la Plaza de Mayo o la de Congreso con nuestros reclamos era un sueño, casi tanto como que ocuparan espacios centrales en medios de comunicación no especializados, que lo apoyaran personajes públicos populares, todo eso eran utopías.

Fue el huracán del movimiento #Niunamenos, capaz de relanzar con mucha más fuerza, clamor, claridad y empatía lo que venían reclamando hace décadas los movimientos feministas, el origen de esta avanzada verde.

Ese huracán potenció años de luchas que buscaron devolver a las mujeres lo que es de ellas, el poder de decidir sobre su cuerpo.

Y finalmente hoy se produjo la magia tan buscada y trabajada. Una magia que a las más grandes nos encanta, en todos los sentidos. Es mucho más que placer lo que nos produce ver lo que pasa. Es orgullo, es admiración por las chicas que tomaron la posta y tienen tanta claridad, tanta fuerza, tanta lucidez para seguir el camino de los derechos que esperanza pensar que serán quienes dirijan el país.

El futuro feminista es hoy. Se está haciendo realidad. Llegó a las escuelas, a las casas y a las calles. Las chicas no piden permiso, toman su destino en las manos. Los chicos acompañan.

Por ellas, por ellos, por nosotras, sigamos produciendo la magia y que el aborto sea ley.