Ocho días después de haber sido rescatados frente a las costas de Libia y con la negativa de Italia a recibirlos, los 629 inmigrantes del barco Aquarius vieron ayer el fin de su odisea al desembarcar, con el apoyo de otras dos naves rescatistas, en el puerto español de Valencia, sobre la costa del Mediterráneo. La primera embarcación con refugiados y migrantes en llegar a Valencia fue el Dattilo, uno de los dos barcos de la marina italiana que ayudó al traslado de 273 personas que realizaron una travesía de 700 millas marítimas, la mayor parte bajo un intenso temporal. El Aquarius, con 106 personas a bordo, llegó segundo al puerto de Valencia y, a continuación, finalmente llegó el barco de la Marina italiana Orione, con 250 personas, y resolvió, al menos en lo inmediato, la última de una larga serie de crisis internas de la Unión Europea por la llegada de refugiados y migrantes de África, Medio Oriente y Asia Central desde 2015.