El cardenal y arzobispo emérito de Washington Theodore McCarrick fue apartado de sus funciones debido a las acusaciones de abuso sexual que pesan sobre él, las cuales, tras una investigación interna, fueron consideradas “creíbles” por el Vaticano, informaron fuentes eclesiásticas.

“Una comisión de investigación encontró que las alegaciones estaban fundamentadas y eran creíbles. El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, siguiendo las instrucciones del papa Francisco, ha ordenado que el cardenal McCarrick abandone el servicio público”, señaló en un comunicado la arquidiócesis de Nueva York.

McCarrick ha negado en todo momento las acusaciones, que se remontan a los inicios de su carrera religiosa cuando, hace casi 50 años, ejercía de cura en la arquidiócesis neoyorquina. El cardenal emérito, de 87 años, aseguró a través de un comunicado divulgado ayer que, a pesar de que las acusaciones lo sorprendieron y de que en todo momento ha defendido su inocencia, cooperó “plenamente” con la investigación. “Mi tristeza fue aún mayor cuando se me informó de que se había establecido que las acusaciones estaban fundamentadas y eran creíbles. En obediencia, acepto la decisión de la Santa Sede de que no puedo seguir ejerciendo el servicio público”, apuntó el cardenal en su nota.

La arquidiócesis de Nueva York ya aconsejó hace unos meses al cardenal que se apartara de la Iglesia debido a las acusaciones realizadas hace cerca de cinco décadas por un adolescente, cuyo género no ha sido divulgado por la institución católica. “La arquidiócesis de Nueva York, junto con todas las demás archidiócesis del país, hace tiempo que viene abogando para que todos aquellos menores que hayan sufrido abusos sexuales por parte del clero denuncien los hechos”, aseguró la institución.

No es la primera vez que un cardenal estadounidense se ve salpicado por acusaciones de abuso sexual, alegaciones que han golpeado con especial virulencia a las archidiócesis de Boston y de Nueva York, cuyo cardenal Timothy Dolan tuvo que declarar en 2013 en una investigaciones de abusos sexuales atribuidos a sacerdotes. En 2007 la Iglesia católica estadounidense indemnizó con 660 millones de dólares, tras alcanzar un acuerdo extrajudicial, a más de 500 víctimas.