Otra vuelta de la corrida cambiaria, ahora pagada por el nuevo presidente del Banco Central, Luis Caputo. No importa el constante bombardeo de anuncios oficiales para conquistar inversores ni la cantidad de dólares proveniente del FMI que el Gobierno ponga a disposición del mercado. Grandes, medianos y pequeños inversores continúan comprando billetes verdes para cubrirse del actual descalabro económico-financiero. Ayer la cotización se acercó a 30 pesos, más precisamente tocó los 29,80, para cerrar la semana en 29,66, con un alza de casi un peso (98 centavos). 

El Banco Central perdió reservas en cantidad, además de la subasta diaria de dólares que realiza a cuenta del Ministerio de Hacienda. En total en la jornada se liquidaron 450 millones de los dólares provenientes de préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, la demanda se mantuvo constante y absorbió esos montos rápidamente. 

Desde grandes fondos de inversiones hasta el pequeño ahorrista que cobró en las últimas horas su aguinaldo, la apuesta es la divisa estadounidense. El stock de reservas finalizó la semana en 61.872 millones de dólares, luego de una pérdida de 1078 millones, en la cual se incluye el pago de intereses de un bono en moneda extranjera por 461 millones.

La salida de los activos en pesos, resuelta desde centros de decisión en el exterior, se aceleró este viernes generando la corrida cambiaria más profunda en varios años, según recordaban varios operadores. La experiencia de un salto en el valor del dólar de casi un 50 por ciento en poco más de dos meses –desde fines de abril–, contra rendimientos en pesos muy inferiores, desalentó la alternativa de permanecer en bonos o acciones en pesos, por más elevadas que fueran las tasas de interés ofrecidas.   

Pese a la exigencia del Fondo de dejar funcional al mercado con un tipo de cambio libre, el Central tuvo que volver a improvisar para que la nueva escapada del tipo de cambio no fuera aún mayor. En el arranque de la jornada, las operaciones mayoristas en la plaza cambiaria, donde intervienen bancos y empresas, fueron a 28,30 pesos, pero a las 11, con un leve aumento del volumen negociado, el precio superó el techo de los 29 pesos. El máximo en este segmento fue de 29,45 pesos pasado el mediodía. En ese momento, el Central realizó la subasta de dólares por orden y cuenta del Tesoro –proveniente de las divisas entregadas por el Fondo– por 150 millones a un tipo de cambio de 29,12 pesos. El anuncio original era licitar 100 millones diarios, pero desde el jueves ese monto resultó insuficiente y se elevó en 50 por ciento. 

Las horas transcurrían y se acercaba el cierre y la divisa se mantenía por encima de los 29 pesos. Fue entonces que el Central decidió volver a intervenir de manera directa. Realizó otra subastó reservas por 300 millones de dólares a 28,95 pesos “con el objetivo de estabilizar el mercado de cambios”, según comunicó la autoridad monetaria. Finalmente, el dólar en el mayorista cerró con un alza de 78 centavos, a 28,85 pesos, mientras hubo una oferta sin cerrar a 28,95, según quedó reflejado cuando se apagaron las pantallas del mercado electrónico de divisas (Forex-MAE). En el mercado paralelo, la actividad no lograba actualizarse al ritmo de la corrida. El dólar blue (informal) se ubicó en 29,40 pesos, 26 centavos por debajo del oficial, mientras el tipo de cambio que resulta de comprar y vender bonos o acciones fue de 28,23 pesos. En el mercado de futuros, el plazo más largo pactado para el precio del dólar fue diciembre, con una cotización para fin de ese mes de 34,10 pesos.

Todo a fuga

La demanda de dólares sigue muy firme frente a la incertidumbre que existe en torno a la situación económica y a la estabilidad política. En lo que va del año, el equipo de CEOs de la administración Macri ensayó distintas medidas, todas bajo el mismo planteo de corte neoliberal, para convencer al mercado que podía frenar la corrida contra el peso. El punto de mayor presión se inició en abril, luego de que el Banco Central, conducido entonces por Federico Sturzenegger, vendió unos 1500 millones de dólares en un día para evitar que se disparara el precio del billete verde. Se impuso luego límites a la tenencia de dólares de los bancos y aún así se sacrificaron 10.000 millones de dólares hasta mediados de mayo, cuando se anunció el acuerdo con el FMI. Igual el precio de la divisa continuó subiendo. 

Luego de la negociación del programa con el Fondo y días después de anunciar la firma del acuerdo, el gobierno desplazó a Sturzenegger y lo reemplazó por el ministro de Finanzas, Luis Caputo, como señal hacia los mercados. El flamante banquero central fue más de lo mismo. Llevó la tasa de interés de las Lebac al 47 por ciento anual, nivel que congela la actividad. La demanda de dólares continuó. Luego, el 22 de junio, arribó finalmente el primer desembolso del FMI, por 15.000 millones de dólares, y una empresa que confecciona índices de acciones consideró que la Argentina podría ser “emergente” si mantiene abierta la puerta a la entrada y salida de capitales. La calma producto de esas noticias duraron pocos días y desde el miércoles de esta semana volvió la tensión cambiaria.

Voceros oficiosos afirman que el equipo económico no logra transmitir certidumbre al mercado, pero lo que sucede es que están aumentando las opiniones acerca de la inviabilidad política y económica del plan de ajuste acordado con el FMI. “El eje principal es que el Gobierno erró en el diagnóstico. Pensó que el problema es el déficit fiscal cuanto es la falta de dólares. Entonces desreguló la cuenta capital, liberalizó la liquidación de la cosecha y mantiene el incentivo a la retención de soja con una quita de 0,5 por ciento de retenciones cada mes y apertura de importaciones. Ahora ni siquiera el salvavidas de plomo del Fondo les sirvió todavía para resolver la crisis cambiaria”, señaló a este diario Hernán Letcher, economista en jefe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). 

Desde diciembre de 2015, la fuga de divisas, según el relevamiento del CEPA, asciende a 51.656 millones de dólares, un monto superior al actual monto de reservas si se le resta los 15.000 millones del Fondo. En lo que va del año –hasta mayo–, la formación de activos externa neta(o fuga) fue de 13.601 millones de dólares, a lo que se suma 685 millones de remisión de utilidades. Es más de la mitad de la fuga de todo el año pasado, cuando se registró una fuga de 22.147 millones de dólares y 2165 millones en remisión de utilidades.