Sin encontrar el rumbo para frenar la corrida cambiaria y con un clima recesivo que se extiende a todos los sectores de la economía, el gobierno volvió a poner sobre la mesa aplicar impuestos a los viajes al exterior para lograr la reducción del déficit fiscal que le impone el FMI. Ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, desestimó esa posibilidad, pero hoy el jefe de Gabinete Marcos Peña la reflotó. El nuevo tributo implicaría un aumento en el actual impuesto a los pasajes aéreos al exterior y una tasa por compras con tarjeta fuera del país.

"Es algo que está sobre la mesa, que algunos sectores vienen planteando por el déficit de cuenta corriente que tenemos", admitió Peña en declaraciones radiales. Según trascendió, el Poder Ejecutivo evalúa ajustar el impuesto a los pasajes aéreos al exterior -cuya alícuota es hoy del 7 por ciento y pasaría al 15- y también aplicar un cargo sobre las compras con tarjeta de crédito realizadas fuera del país.

Ayer, en una teleconferencia con inversores de Wall Street, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, había negado los rumores, pero hoy Peña lo desmintió y dejó la puerta abierta. “Se analizará, pero en el marco de una decisión más amplia, que es cómo llegar al equilibrio fiscal", aclaró esta mañana en diálogo con radio La Red. Poco después, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, también confesó que “es una de las tantas alternativas que evalúa el Gobierno y que si se aprueban estarán dentro del presupuesto del año que viene".

Apelando nuevamente a la metáfora del “clima tormentoso” e intentando desligar al gobierno de la crisis, Peña consideró que la Argentina transita "una tormenta compleja, donde se combinan elementos externos, como la suba del petróleo y de las tasas de interés de Estados Unidos, más situaciones internas, como la sequía que afectó muy fuerte en la actividad".

Ante la situación de incertidumbre con el dólar y otras variables económicas, ayer Macri afirmó que las políticas económicas seguirán su curso porque está convencido de que se tomó “el camino correcto”. En esa línea, Peña dejó en claro que “esta vez va en serio” el ajuste del déficit fiscal. Como solución única, indicó que se “va a cumplir con la reducción del déficit fiscal” a 1,3 por ciento del PBI en 2019.

Para defender la medida, Peña consideró que el gobierno está "tomando decisiones para corregir la situación, para acelerar el camino hacia el equilibrio fiscal”. “Demostramos que se pudo sacar el país adelante, y eso gracias a la confianza que despierta Macri", apuntó luego de reiterar el ya conocido argumento de la pesada herencia para no asumir las responsabilidades propias. Aseguró que el "momento más difícil" del Gobierno no es éste, sino "cuando arrancamos (la gestión) con default, sin reservas, sin crédito, con cepo, con tarifas atrasadas, con precios distorsionados, con una matriz energética colapsada, con provincias que no podían pagar a fin de mes".