Los consultores del mercado estimaron una inflación del 30,1 por ciento para este año. Así lo informó ayer el Banco Central en su informe de Relevamiento de Expectativas de Mercado. Los analistas subieron su pronóstico en casi 3 puntos porcentuales, desde el 27,4 por ciento que habían estimado el mes pasado. Las tensiones cambiarias y la incertidumbre respecto del rumbo de la política económica despertaron fuerte tensión en materia inflacionaria. En enero, los consultores habían pronosticada una inflación del 17,4 por ciento para 2018.

Los economistas bajaron las perspectivas de crecimiento para este año a un 0,5 por ciento, cuando habían estimado el PIB creciendo 1,3. A su vez, el informe del Central aseguró que “la expansión esperada para 2019 se redujo hasta 1,6 por ciento, en tanto que la expectativa para 2020 se ubicó en 2,5”. El Gobierno había proyectado en el presupuesto una suba de 3,5 por ciento del PIB para este año, pese a que gran parte de los analistas ya aseguran que la economía entrará en recesión en la segunda parte de este año y se prolongará en la primera parte del próximo año. Los consultores en enero proyectaron suba del PIB de 3,2 por ciento.

En cuanto a las expectativas sobre de tipo de cambio mayorista, los especialistas consultados por el Central señalaron que el promedio mensual se corrigió al alza para todos los períodos relevados respecto de la encuesta previa. “Para diciembre 2018, los consultores proyectan que el tipo de cambio en 30,3 promedio mensual, mientras que la cotización se ubicó en 36 pesos para 2016”. 

“Los participantes del REM prevén que la tasa de interés nominal se mantendrá hasta julio en los niveles vigentes (47 por ciento para las Lebac), perfilándose en adelante un sendero de reducción gradual hasta 33 por ciento a fines de 2018”, apuntó. Pese a este pronóstico, los rendimientos de las Lebac en el mercado secundario saltaron ayer hasta un pico de 65 por ciento para las letras de corto plazo. 

El resultado del REM muestra el desgaste económico de los últimos meses y un modelo cada vez menos sustentable, que despierta falta de credibilidad entre inversores. El dólar sube, las tasas suben a niveles imposibles de mantener en el mediano plazo, la actividad económica baja y la inflación se acelera.