La producción de autos registró una caída del 13,4 por ciento en junio con respecto al mismo mes del año pasado, informó ayer Adefa. El sector no sufrió una baja peor gracias al comportamiento de las exportaciones, que crecieron en el interanual un 16,2 por ciento traccionadas por la demanda de Brasil. En cambio, la crisis cambiaria golpeó fuertemente la dinámica del mercado interno, ya que los despachos de las terminales a las concesionarias se desplomaron un 31 por ciento en relación a junio de 2017. La suba del dólar se trasladó a los precios de los autos, que junto a las altas tasas de interés paralizaron la venta con financiación. Desde las terminales plantearon que el dólar caro les ofrece una oportunidad para el negocio exportador, aunque buena parte de su costo está dolarizado.

El mes pasado se produjeron 39.420 autos, con lo cual la producción en el semestre alcanzó las 242.655 unidades, una suba del 10 por ciento frente al mismo período de 2017. El dato también está por arriba de 2016 pero implica una baja frente a 2015. De todas maneras, se espera que en los próximos meses la comparación de la producción acumulada arroje cifras más bajas a causa del impacto del nuevo escenario de dólar caro y tasas de interés altas, ingresos deprimidos y gran incertidumbre económica general.

En junio, la producción de automóviles bajó un 5,7 por ciento interanual y los utilitarios lo hicieron en un 19,5 por ciento. Los autos lograron un mejor desempeño relativo gracias al rendimiento exportador: mientras las ventas al exterior de autos avanzaron en junio un 82,2 por ciento, los utilitarios cayeron un 9,5 por ciento. Esos números son similares a los que presentan los datos acumulados en seis meses y se explican por la mayor tracción de la demanda de autos medianos desde Brasil.

El aumento de las exportaciones no logró compensar el desplome de las ventas al mercado interno. “Vemos con preocupación el aumento de las tasas ya que afectan de manera directa las ventas, dado que el 50 por ciento de las mismas se realizan mediante la utilización de alguna herramienta de financiación”, afirmó Luis Fernando Peláez Gamboa, presidente de Adefa. Además de las tasas, la fuerte devaluación del peso infló los precios internos de los vehículos, tanto de los fabricados en el país, que utilizan un porcentaje alto de partes y piezas importadas, como de los adquiridos del exterior. Se calcula que sólo en junio las listas de precios de los autos subieron un 25 por ciento. Entre la suba de las tasas y de los precios, las ventas de parte de las terminales a la red de concesionarios bajaron fuertemente en junio frente al mismo mes de 2017 y quedaron en seis meses apenas 1,6 por ciento por encima del año pasado.

Como sucedió con las exportaciones, en el terreno de las ventas internas el saldo también fue peor para los utilitarios que para los autos, a raíz del impacto de la sequía que golpea al sector agropecuario y con ello a las pick-up. Si dentro de las ventas mayoristas (de terminales a concesionarias) sólo se considera a los autos fabricados nacionalmente y no a los vehículos importados de las marcas instaladas en el país, la caída es todavía peor, del 37,2 por ciento y un 2,1 por ciento en seis meses.

Los datos de Adefa se suman a una sucesión de señales negativas que registra la economía en el inicio del camino recesivo guiado por la política del FMI. Las ventas de autos en el mercado minorista cayeron en junio 18,2 por ciento en la comparación interanual y 17,2 frente a junio, mientras que el consumo de motos se redujo también en un 18,2 interanual y 36,1 mensual. El crédito hipotecario, otra fuente de actividad el año pasado, sufrió una fuerte contracción en junio, del 26,9 por ciento.

También hay datos desalentadores en los despachos de cemento de mayo y los permisos de edificación; en la producción de acero, la metalmecánica y el sector agropecuario. Además, operan en negativo el sector textil, calzado, marroquinería, medicamentos, química y neumáticos. Según datos de la CAME, las ventas minoristas pymes cayeron un 4,2 por ciento en junio.