El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, celebró como "buenas noticias" el cierre de un ingenio azucarero en la localidad salteña de Campo Santo, donde 700 personas se quedaron en la calle, con el argumento de que la desgracia de sus vecinos permitirá mejorar la zafra fronteras adentro de su provincia y concretar la venta del Ingenio La Esperanza a una firma de capitales colombianos. "No solo queremos que empieza rápido la zafra sino que empiece la nueva empresa, hay buenas noticias de San Isidro que cerró", fue el análisis de mercado de Morales. 

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El cierre del Ingenio San Isidro en la vecina localidad salteña de Campo Santo generó una crisis en los habitantes de ese pueblo, que de un día a otro vio desaparecer 700 puestos de trabajo, y el análisis estrictamente comercial de Morales generó el repudio del intendente local Mario Cuenca: "Los jujeños deberían sentir vergenza por tener un gobernador como Morales". 

"Primero pensé que podría tratarse de una frase fuera de contexto, pero prestando atención a la entrevista no me caben dudas de que el gobernador Morales dijo exactamente lo que quería decir, que se alegraba por el cierre del ingenio", lamentó el jefe comunal salteño al diario El Tribuno y le exigió al gobernador Juan Manuel Urtubey que repudie las expresiones del gobernador de Cambiemos. 

"No entiendo cómo una persona con tantos años en la política pueda alegrarse por la desgracia de tantas familias que prácticamente son vecinos suyos, nadie puede alegrarse de la desgracia ajena", insistió el jefe comunal, quien no descartó negociaciones para la reapertura del ingenio. 

Morales abrió un extenso conflicto con los trabajadores del ingenio La Esperanza, aún bajo control estatal, al decidir despedir el año pasado a 400 trabajadores como parte de un programa de ajuste que le permitiera vender la firma azucarera a capitales privados. Aunque Morales sostiene que "nadie quedó en la calle", el abogado de los trabajadores de La Esperanza, Fabián Alderete, precisó que sólo 35 personas fueron reincorporadas, 275 aceptaron las indemnizaciones, otros fueron reubicados en otros áreas del Estado con salarios mínimos y 40 trabajadores quedaron en la calle. 

El deseo expresado por el gobernador de Cambiemos con el cierre de la planta salteña es finalmente concretar el traspaso de La Esperanza a manos privadas a partir del vacío de competencia que genera el cierre del Ingenio San Isidro. "Tenemos que aprovechar para ganar plata del ingenio, para ganar plata este año", convocó Morales poniéndose en el rol de los empresarios azucareros y destacó que los cañeros jujeños y salteños que trabajaban en la provincia vecina se incorporarán como mano de obra para mejorar la zafra local. 

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