Desde San Petersburgo

La estructura es imponente. Las cúpulas, nueve en total, se encuentran recubiertas de láminas de oro y de esmalte policromo que resplandecen con sus colores llamativos, independientemente del tiempo que haga. El techo que está por encima del lugar de la herida mortal del emperador Alejandro II, simboliza la santidad del sitio memorable. Las piedras que permanecen allí son de esa época, y donde se derramó la sangre aparece una cruz de pétalos rojos. La descripción se trata de un icono de la ciudad de San Petersburgo, la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada. El nombre oficial en ruso significa Catedral de la Resurrección de Cristo, y fue construida sobre la zona donde Alejandro II fue asesinado, víctima de un atentado el 13 de marzo de 1881.

Los turistas miran con admiración cada rincón del lugar, donde las paredes se encuentran recubiertas por escenas de la vida de Cristo. El salón principal no es muy amplio, y con la opulencia de las imágenes parece todavía más chico. La disputa de la Segunda Guerra Mundial y el bloqueo de la ciudad hizo que recibiera una bomba que cayó encima de la cúpula más alta de la iglesia. La bomba no explotó y estuvo dentro de esa cúpula durante 19 años. Cuando los obreros subieron para reparar las goteras fue encontrada y la retiraron. En ese instante se decidió la restauración.

Los 27 años que pasaron para lograr la obra fue el tiempo que tuvieron que esperar los fieles para que el lugar fuera inaugurado como museo estatal, que carece de valor religioso debido a que hay que pagar una entrada. La historia de Alejandro II está allí adentro. Y el valor que mantiene su reseña es incalculable.