El Gobierno británico presentó ayer ante el Parlamento el denominado “libro blanco” con sus nuevas propuestas para la salida del país de la Unión Europea (UE), al tiempo que la primera ministra, Theresa May, pidió pragmatismo y compromiso a los negociadores de ambas partes para llegar a un acuerdo. La propuesta fue presentada por Dominic Raab, el nuevo ministro británico para el Brexit. Raab reemplazó el lunes en el cargo a David Davis después de que éste dimitiera, junto al ex ministro de Relaciones Exteriores Boris Johnson, en protesta por los planes de May, que consideraban demasiado moderados. El flamante jefe negociador dijo ayer ante los parlamentarios que la nueva propuesta contemplaba poner fin al libre movimiento de ciudadanos de la UE en el Reino Unido, dar al país el poder de firmar tratados de libre comercio con países extra comunitarios y terminar con la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE. Desde Bruselas, donde participaba en la cumbre de líderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), May dijo que las propuestas contenidas en el documento honrarían el resultado del referéndum de junio de 2016, cuando un 52% de los votantes se pronunciaron a favor de la salida del Reino Unido del bloque. “Brindará un Brexit práctico y con principios acordes a nuestro interés nacional, y al interés mutuo del Reino Unido y la UE”, señala May en un prólogo a su plan. Asimismo, la primera ministra conservadora afirmó que había recibido una respuesta positiva de sus pares de la UE. “Lo que hemos escuchado hasta ahora de otros líderes y de Bruselas es una respuesta positiva, de que esta es una propuesta para que podamos sentarnos y empezar negociaciones rápidas”, dijo May a periodistas. Michel Barnier, negociador de la UE para el Brexit, afirmó a través de Twitter que analizará las propuestas con los Estados miembros de la UE en el Parlamento Europeo antes de las negociaciones previstas entre ambas partes la semana próxima. El plan contempla la creación de una zona de libre comercio para bienes entre el Reino Unido y la UE, lo que mantendrá al sector bajo las reglas del mercado único del bloque y asegurará una frontera abierta entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Sin embargo, el Reino Unido dejará el mercado común de servicios, lo que representa un 80 por ciento de la economía británica.