El 2016 fue un año pródigo en despidos y cierres de medios de comunicación. La decisión de desactivar la ley de servicios de comunicación audiovisual, y el impulso a la concentración –también—mediática, tuvo efectos vitales. Mariela Bernárdez y Lorena Tapia Garzón también se quedaron sin trabajo. Y decidieron sacar la voz: hicieron un documental. “El contexto global del ajuste de todos los medios, el cierre, la concentración, el desguace de la ley que favorece más la concentración, en ese contexto, sucedía al mismo tiempo esta vorágine de la lucha de las mujeres, el feminismo. Nos parecía que eso tenía que aparecer, entender el derecho a la comunicación como un derecho humano implica también disputar esa cada vez mayor concentración, habilitar los espacios de comunicación popular, comunitaria y la lucha que se ha tenido que dar para que esos medios no desaparezcan. Eso representamos”, contó Tapia Garzón, que esta tarde, desde las 18, estará en el Centro de Formación Pichincha del Sindicato de Prensa de Rosario (Santiago 146 bis) para presentar “Sacar la voz: trabajadoras de prensa en tiempos de ajuste”. La función –organizada por el Sindicato en conjunto con Ni Una Menos-- terminará con un debate. 

Para Tapia Garzón, la decisión fue “tomar el contexto global de los medios en 2016, cuando empieza el ajuste brutal, desde la perspectiva de las compañeras, desde su participación, su proceso de lucha por mantener los puestos de trabajo”. Para eso, tomaron “tres historias de distintos campos de la comunicación, pero que trazan una cuestión transversal de lo que sucede con las trabajadoras de prensa”. Una trabajadora de Canal 13, del grupo Clarín; otras de Barricada TV, un medio popular y comunitario que debió pelear su inclusión en la Televisión Digital Abierta (TDA), y algunas del grupo 23, que dejó a 800 personas en la calle en 2016, son las voces que hilvanan el relato. 

Una pregunta obligada es si prefiguraron, al realizar el documental, que habría 357 despidos en la agencia Télam. “Creo que nos falta un medio público ahí, en ese momento no lo percibíamos”, admitió Tapia Garzón.

Protagonismo y vulneración para las mujeres es un eje de "Sacar la voz". “Somos las primeras expulsadas, las más precarizadas, las que hacemos trabajo informal, en prensa, somos las mayoría de las colaboradoras o free lance, muchas veces porque no tenemos otra opción, pero también porque a muchas les permite hacerlo mientras cuidan a los chicos en la casa, ese trabajo no remunerado que suele estar relegado a las mujeres”, puntualizó la realizadora y agregó que por esas mismas condiciones, “esa misma disputa de la palabra es necesaria para los contenidos en los medios”. 

“Nos dábamos cuenta de que empezaba a haber un protagonismo más fuerte y una necesidad de sacar la voz, de disputar la palabra en todos los espacios, desde las luchas mismas, el activismo sindical, en las empresas y también hacia adentro de las redacciones”, contó Tapia Garzón sobre la decisión de hacer foco en las voces de ellas. “Todo sucede casi en paralelo con la inflexión del primer Ni Una Menos, el primer paro de mujeres, muchas de las protagonistas que han tomado la palabra son compañeras de prensa. Queríamos contarlo desde ese lugar, porque antes parecía que la única voz legitimada era la de los compañeros varones, y todo este proceso de ajuste empieza a suceder al mismo tiempo que una mayor participación de las compañeras”, agregó.