La Justicia ordenó que vuelva a la cárcel un hombre acusado por violencia machista que hace un mes fue beneficiado con prisión domiciliaria y prohibición de acercarse a la víctima; pero salió de su casa y fue a buscarla. Así lo ordenó ayer la jueza María Chiabrera, quien dictó prisión preventiva por otros 30 días. El acusado incumplió tanto el arresto domiciliario como la orden de no acercarse a la denunciante, que el año pasado quedó inconsciente tras una golpiza del agresor. Luego de la feria judicial, el caso volverá a la Unidad de Violencia de Género, donde podría readecuarse la acusación inicial por lesiones calificadas contra Manuela F., de 33 años.

El caso tiene a Enrique G., de 43 años, imputado desde el 21 de febrero de 2017. El día anterior fue detenido tras subir a su expareja a la fuerza a un auto y golpearla hasta dejarla desmayada. Manuela y Enrique están separados, pero tienen hijos mellizos en común, y cuando él la atacó, aquel verano, hacía 18 días que habían nacido los niños. En su momento, se indicó que el acusado le reclamaba los papeles de un auto a la víctima. “Vino a mi casa, reclamándome unos papeles del auto, cuando se los entregué me agarró de los pelos y me subió al auto”, relató la víctima por aquellos días.

La noche del hecho, alrededor de la 0.30, el acusado llegó a Pasaje 1081 Nº 4188, la subió y  arrancó el auto. Según contó ella misma, mientras el agresor circulaba por la calle le empezó a pegar golpes de puño en distintas partes del cuerpo. “Me desmayé y cuando me desperté estaba internada en el Hospital Alberdi”.

El mismo acusado la llevó al efector, donde fue detenido. Al día siguiente, quedó imputado por la fiscal Gabriela Bassagaistegy, quien le achacó “lesiones leves doblemente calificadas con relación de pareja y violencia de género”. También tiene antecedentes penales en el sistema de conclusión de causas. 

En tanto, el 7 de junio pasado G. fue beneficiado con una prisión domiciliaria, pero tenía que cumplir varias restricciones, entre ellas, no acercarse a su expareja. Sin embargo, a mediados de esta semana, se descubrió la desobediencia a esa orden judicial. Ayer, el fiscal Enrique Paz le imputó que el 11 de julio, a las 19.30, se encontraba a media cuadra de donde estaba Manuela, en la zona de pasaje Santa Clara al 2500. Es decir que el acusado no solo violó la prisión domiciliaria, sino que además, salió para acercarse a la víctima, cuyo contacto tenía prohibido.